martes, 22 de marzo de 2011

Un temazcalli


Levantarme temprano, cuando todavía es de noche y el sol se prepara para salir. Empaco una maleta ligera y me voy a la estación de autobuses. Me encuentro con los amigos y abordamos el autobús que no tarda más de una hora en llegar a Popo Park. En la entrada dos señoras venden quesadillas, sopes y de más platillos muy mexicanos y muy ricos. Un desayuno muy ligero como es una quesadilla de hongos y estamos listos para llegar a la tortuguita que nos espera unos metros más a delante.

Al entrar la familia nos recibe con abrazos calidos y sonrisas acogedoras. Preparamos la ofrenda, al abuelo fuego, el copal y las flores ya están listos. Vamos a cortar eucalipto y preparamos el camino de entrada al Temazcalli. El té se acerca al fuego para que se caliente y podamos beberlo entre una puerta y otra. Todos ayudamos en algo, compartimos la preparación y platicamos. Mientras el fuego calienta las piedras, el tambor suena, las voces encienden las llamas, avivan el viento y se siente entrar a un mismo tiempo. Un solo palpitar.

Todo listo, el caracol suena. Es la llamada para todos. Nos acercamos en circulo alrededor del fuego. Rezamos al sol que nos calienta y nos enseña. A nuestra madre tierra que nos contiene y nos sostiene. Al agua que es corazón y emociones, para que fluyan y corran como agüita limpia que nos enseña tanto y todo con sólo observarla. Viendo al mar y sus olas que vienen y van. Al río que nunca es el mismo. A los arbolitos que están presentes. También para los que no están. Rezamos por todos y para todos. Al viento, pensamiento, libre, suelto.

Entras siempre de rodillas, saludas, ofrendas, pides permiso con todo respeto y entonces la oscuridad te recibe. El interior de una tortuguita, vientre materno. Centro de la tierra. Entrañas, útero que nos contendrá de nuevo, nos cobijará y nos recibirá para después dejarnos ir, vernos salir y despertar. Cada vez diferente. Una nueva vida. Un nuevo comienzo.

Adentro, experiencia vivida, indescriptible e indescifrable. Experiencia física, corporal, espiritual, mental y más. Rezos, cantos, tambores, sonajas, medicina, copal, palabras y corazones. Amor, amistad, cuerpos unidos y en comunión. Abuelitas piedras, calientitas que nos escuchan y reciben nuestros rezos. Nos dan luz.

El cuerpo siente, disfruta, vive y se rinde. El cuerpo doblegado y sostenido a voluntad. El calor que entra y penetra. Invadida de humedad. Agua que entra y sale por mis poros. Pensamientos e ideas sin entender ni poder explicar, sólo aceptando, asumiendo y fluyendo como el vapor que las piedras emanan al recibir agua. La voz canta, le canta al fuego. Mi canción. Canciones para Hutzilopochtli, Quetzalcoatl, Tezcatlipoca. Cantos a la luna. Cantos para...

Ahí descubrí la voluntad, la sentí sosteniendo mi cuerpo. Experiencia pura!!! Imprescindible!!! Hermosa!!! No puedo describirlo. Recomiendo vivirlo.

martes, 15 de marzo de 2011

Descubriendo


que soy muy fuerte. Más de lo que pensaba. Mas de lo que me imaginaba. Mas de lo que me sabía y me sentía. Soy fuerte. Y ya lo descubrí, ahora lo sé, ya lo siento y se siente bien.

Me descubrí fuerte el día que me deje derrumbar. El día que lo deje libre y me liberé. En el instante de desapego absoluto donde nada importó. El momento último antes de saberme muerta y dejarme ir. Ahí.

Me siento fuerte los días que me dejo llorar su ausencia. Las noches que duermo temblando de frío. Las mañanas que tomo mucha agua. En los últimos impulsos con los que sigo corriendo y subo mis brazos en victoria.

Las lunas que escuchan mis oraciones y sonríen menguando en los ojos de las personas que no tienen comida, que no saben leer, que acaban de vivir la muerte de sus familiares, que son víctimas de guerras ajenas y que luchan cada día por algo que nombramos dinero. Esas lunas. Madres fuertes y grandes que nos contienen y nos dan fuerzas. Levantan mi rostro y secan mis lagrimas. Lloran conmigo y luchan conmigo. Juntas aparecemos amor.

Ese amor que no se va. Ese amor que se queda en el tiempo me hizo fuerte. El día que me dijo -no bailaremos más juntos- y mi corazón se detuvo para sentir. Esa noche que no dormí tratando de entender por que las personas se separan, se van, se alejan y se dejan. Aquel amanecer en el que el infinto desapareció y se fue dejándome entera, libre y sonriendo. Ese día, esa noche, en ese instante me sentí fuerte.

Ahora entiendo que a veces, tomamos caminos distintos y que cada decisión nos puede acercar o alejar. Prefiero acercarme, pero reconozco que hay presencias que no nos hacen bien o que no queremos cerca, es entonces cuando decimos -Adios!!! con las manos sueltas y el corazón abierto.

Es hoy que observando el mar y al agüita fluir, aprendo de ella para limpiar. Limpiarme por dentro todo el lodo de rencores y enojos. Como agua limpia mis emociones se van aclarando y dejan que por mis venas corra sangre de rojo intenso y libre. Libre de deseo y...

...les deseo buen camino. Libre les agradezco su existencia y el haberlos encontrado. Libre los dejo hoy. Con todo mi amor. A las personas que en mi camino me he encontrado y que por decisiones varias y razones otras, nos hemos alejado, les suelto. Les libero y me libero. Sin apego, sin extrañar. Con aprendizajes y enseñanzas. Con canciones y danzas.

Mi ser, mi espíritu, mi cuerpo y mi mente se levanta y salto. Giro y me elevo. Me despido y continúo. Con fuerzas. Cantando, escuchando mejor. Tapándome un ojo de vez en vez. Sin olvidar nada y recordando siempre. Enseñanzas y aprendizajes. Siento fuerza.

Fuerza que se siente dentro. Se ve en la sonrisa. La miro en mis ojos. Fuerza que veo y me veo ahora, en este espejo. Espejo sin humo, espejo claro y limpio.

Hoy me siento más fuerte que nunca, fuerza de 26 años. Fuerte como una mujer que se ama. Con fuerza me reconozco y reconozco. Fuerte es que corro y detengo. Fuerza dentro. MUCHA FUERZA. Es lo que siento hoy y es lo que he descubierto ahora. Más fuerza que nunca.

domingo, 6 de marzo de 2011