Al momento de nacer salimos a la luz con un cuerpo que nos acompañará por toda nuestra existencia. Durante ese recorrido el cuerpo contiene nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestros recuerdos, contiene un corazón que palpita a través de impulsos eléctricos derivados de la energía que adquirimos por medio del sol, de la comida o del sueño. Incluso de las ideas adquirimos la energía, ese impulso que hace que el corazón palpite y nos lleve a alcanzar una meta o que nos hace levantar todas las mañanas. La motivación que nos mantiene vivas y con ganas es a través de energía, que se alimenta de ideas, pensamientos, sentimientos y emociones.
El cuerpo está lleno de todo lo que somos, de todo lo que nos conforma y de las experiencias que vamos acumulando a lo largo de la vida. Si un niño se tropieza, se cae y se raspa la rodilla, nosotros lo curamos y su herida sanará; sin embargo, quedará una cicatriz en su piel. De ésta misma forma, el cuerpo refleja de manera física las cicatrices emocionales y las huellas de sentimientos, valores, pensamientos e ideas que aprendemos y experimentamos a lo largo de nuestra existencia.
El cuerpo es un medio de comunicación primario. Desde el momento en el que el ser humano se encuentra en el vientre materno, se entabla la primera comunicación con la madre por medio del cordón umbilical que conecta a los dos cuerpos, y es por éste enlace de comunicación que se alimenta el feto y se transfiere toda la información celular, anatómica, psicológica, emocional y la comunicación comienza, desde entonces, a través del cuerpo. Una vez que el bebé nace, el cuerpo es el que lo diferencia de su madre, con quien dentro del vientre hacía uno sólo y que ahora al haber sido expulsado lo conforma como una persona separada de ella, aunque todavía no independiente ya interdependiente. Ahora cada uno con un cuerpo. Sus propias manos, sus propias piernas. Ahora este cuerpo es el que conforma al bebé y también lo separa de los otros.
La visión de un cuerpo que no se posee ni se tiene. Un cuerpo que se es, nos permite como seres humanos no vivir aislados ni separados. Siendo que al ser expulsados por la madre en el momento del parto hay una separación que es evidentemente física y que por el mundo se viaja y se vive ya de por sí separados por el cuerpo, que hace a cada quien lo que esy no alguien más. Decir o pensar que se tiene un cuerpo es como decir o pensar que se tiene un coche o una casa.
Cuando alguien tiene un coche puede venderlo, cambiarlo o tirarlo. Lo mismo con una casa que se puede remodelar, derrumbar y volver a construir. Un cuerpo no se puede vender para comprar uno nuevo, ni se puede cambiar por otro, o derrumbarlo y construir uno nuevo. El cuerpo es uno mismo. Se es un cuerpo, no se posee un cuerpo. Y con este cuerpo vamos asimilando experiencias que amplían nuestra conciencia, y es a través de la conciencia que permitimos exista una conexión significativa entre aquello con lo que nos enfrentamos y lo que hacemos. Somos un cuerpo y el ese cuerpo que somos, es nuestra vínculo y conexión con el mundo. Es a través de los ojos que miramos el mundo, a través de la piel que sentimos la vida, es con la lengua que saboreamos las experiencias y nuestros oídos nos permiten escuchar un, “te amo”.