martes, 29 de abril de 2014

YOGA




He estado practicando eso de levantarme a las 8 am. Quizá no lo saben pero me pueden dar las 2 o 3 de la tarde y yo seguir tranquilamente dormida. Ahora eso de levantarme temprano se está volviendo un hábito que me encanta porque me da tiempo de tomarme el tiempo. Según mi ciclo circadiano las 9 am es la mejor hora para el deporte pues aumenta la secreción de testosterona. Así que a las 9 hago yoga y la verdad es que soy muy feliz.

Bueno, volviendo al punto por lo que decidí escribir esto es porque un lunes, después de despedir a mi prima Chumali (el domingo anterior al lunes en el aeropuerto, porque se regresaba a canada. Lugar donde vive.) mientras hacía yoga, después de una hora de haber empezado mi práctica, comencé a disolverme. Era como si mi cuerpo fuera de arena y mi figura o mi ser se desmoronara bonito. Se fundía con lo demás que también era de arena. Creo que más bien me sentía yo de polvo porque era algo muy finito, de una consistencia minúscula que juntita me formaba pero en ese momento me disolvía. 

Seguía en mi asana respirando y sin darme cuenta, de pronto como si estuviera soñando. Exacto esa era la sensación, como si hubiera empezado a soñar y sin más ni más ya estaba en la casa de mi prima en Canadá. Fui a recostarme a su lado. Ella estaba en su cama y yo me acosté junto a ella. La abracé y le dije

-todo estará bien. Te amo y siempre que me necesites aquí estaré. No existe el tiempo ni la separación. La distancia es sólo una ilusión y yo estaré contigo abrazándote siempre que te haga falta.

Mientras tanto seguía en la misma asana respirando. Cosa que tengo bien clara porque en cuanto tomé consciencia de dónde estaba y de lo que estaba haciendo ( Canada, abrazando a mi prima) abrí los ojos y seguía aquí. En mi casa, sobre mi mat de yoga verde y en la misma asana.

Seguía respirando y como si fuera despertando muy lentamente me senté en flor de loto y comencé a meditar ahí. Mi mente trataba de recapitular y entender lo que había pasado.

Un viaje astral???

Lo único que puedo es compartir la experiencia que 9 días después casi logro repetir. Sin intención alguna de hacerlo, cabe aclarar.

Estaba como acostumbro últimamente haciendo yoga a las 9 y cacho de la mañana, a media práctica y de pronto sentí a Analía. Vieja amiga con la que viví un tiempo y con quien empecé a practicar yoga diariamente. Gracias a ella sé lo que hoy sé de esta disciplina. Gracias a sus enseñanzas sobreviví a una depresión. Gracias a su compañía crecí mucho y ahora la sentía como si estuviera a mi lado o yo al lado de ella. No lo sé, pero ahí, le decía lo mucho que le agradecía por todo lo compartido y vivido. El cariño infinito que sentía por ella. Mi amor y mi gratitud que no se habían terminado con nuestra amistad. Le expresaba de alguna manera que ni siquiera estaba segura de que nuestra amistad se hubiera terminado. De lo que sí estaba segura es que nuestra relación se había transformado pero para mí seguía existiendo.

No puedo decir que se lo dije con palabras. Sólo sé que se lo dije. Sólo sabía que estábamos cerca y juntas como hace más de 5 años y se lo decía o se lo comunicaba. Se lo expresaba de alguna manera.

No sé que sea lo que me esté pasando pero es hermoso y lo disfruto. No busco definir mis experiencias, sólo compartirlas. No quiero explicaciones de nada, quiero seguir creciendo y aprendiendo. Viviendo y compartiendo. Perdonando y agradeciendo.

domingo, 6 de abril de 2014

Mis 29 vuelas al sol


 
Tengo 29 vueltas a mi sol. Este año son ya 29 de esta vida. Ahora sí puedo decirles que siento que he madurado. He crecido. Hoy soy una mujer. Una grande. En años anteriores ya me sabía mujer. Descubrí cuando tenía 23 años que había crecido cuando deje de decir no sé.

Que quieres estudiar? No sé.
Que quieres hacer saliendo de la escuela? No sé.
Cómo quieres liberar tu servicio social? No sé.
Qué quieres comer hoy? No sé.
Quieres tener hijos? No sé.

La verdad es que me encanta crecer y festejo con mucha alegría cada año cumplido y vivido, pero este año en especial la madurez la he sentido en cada poro de mi cuerpo. En esa cana que me descubrí del lado izquierdo. Esa fiesta de la que me costo tres días recuperarme y en esas respuestas que se transformaron de un no sé a…

Quieres tener hijos? Sí, uno, pero no ahora. Todavía soy muy egoísta como para dedicarle tanto de mi vida a otro ser. Quizá en cinco años.
Qué vas a hacer después de titularte? Quiero estudiar psicoterapia corporal.
Qué quieres comer? Se me antoja mucho comer sushi o un huarache en el centro.


Siento la madurez cuando me despierto feliz de pensar en mis tareas por cumplir para el día de hoy. Me duermo tranquila después de cerrar la agenda y tener claro los planes del día y las metas a alcanzar. Hoy para mí, ser una mujer significa responsabilidad. Entrega. Acuerdos. Felicidad. Ser yo. Darme. Entre muchas otras cosas. Algunas indefinibles.

Cuando era más pequeña las responsabilidades me agobiaban. Las odiaba. Me rebelaba ante ellas y las saboteaba cada vez que podía. Me ponían de malas y me pesaban. A mis 29 años, que no sé si sean muchos o pocos. Simplemente son mis  29 y son todo para mí. A esta edad puedo decir que tengo a una gran ñoña adentro de mí. Esa que a veces se asomaba pero mi rebelde sin causa la apachurraba para que no saliera muy seguido a arruinarnos la diversión. Pues ahora me parece sumamente divertido regar mis plantitas. Me encanta dejarles la arena limpia a los gatitos. Disfruto tremendamente irme a dormir temprano y dormir bien para despertar con energía. Amo tomarme el tiempo en las mañanas para despertar, besar al hombre que amo, tomarme un té mientras leo los periódicos y revisar mi correo después de tomar mi lección de inglés. 

A los 29 años soy una mujer feliz de cumplir con sus responsabilidades. Muy comprometida. Trabajando día a día para ser mejor, corregiendo sus errores. aprendiendo las lecciones de la vida y escuchando a las personas que me rodena.

Tengo muchas cosas que agradecer a mis 29 años. Le agradezco a la vida por tenerme aquí  vivita y coleando después de fuertes enfermedades, grandes retos de salud y lecciones que hoy me hacen ser quien soy. Gracias a mis padres por haberme enseñado a ser libre, a ser autosuficiente, por enseñarme a ser tan independiente. Me enseñaron a preocuparme por el otro y a ser feliz a lado de las personas que amo. Gracias a mi hermano por enseñarme lo fuerte que soy, por ser mi motivación, mi inspirción. Gracias a la familia que ha estado a mi lado, celebrando mis triunfos, acompañándome en los fracasos, compartiendo la mesa, inspirando alegrías. Enriqueciéndonos a cada instante en cada momento. Gracias a mis amigos que son mi familia escogida. Gracias a mis hermanos y hermanas de vida. Compañeros de camino con los que hemos decidido estar cerca y vamos compartiendo experiencias y que tanto me han enseñado, apoyado y acompañado. Gracias a mi compañero de cama, de sueños, de vida, de casa, de sexo y de amor. Gracias a todos los que me han dado y a los que me he dado. Gracias por esa reciprocidad que hoy a estos 29 años me doy cuenta que ha sido mucha y que ha sido lo que ha tenido que ser porque no podría haber sido de otra forma. Feliz de haber recorrido 29 vueltas al sol y seguir caminando por mis 29 años de ser:

Martha Itzel Guadalupe Espinosa Trejo. Mujer. Piscis. Mexicana. Artista. Bailarina. Actriz. Maestra. Coreógrafa. Egresada del INBA. 1.58 m. 49 kg. Ascendente géminis. Rata con compañero de camino caballo. Mano entonada azul. Cabello rizado y castaño oscuro. Ojos aceitunados. Alegre. Trabajadora. Optimista. Sumamente sensible. Romántica. Explosiva. Compañera y amiga.