Observé una comida familiar. Vi que en general mi familia escucha atenta, pero por tiempos breves, se distraen fácilmente bebiendo, fumando, con el celular o cualquier otro distractor externo a la plática como las personas de la mesa de a lado, o las personas que acaban de llegar al restaurante, el mesero, los vendedores, entre otros.
También descubrí que las personas que están escuchando miran al que habla, y si el orador hace algún gesto, el que escucha reacciona a ese gesto simulando el mismo ademan o cualquier otro en respuesta. Cuando alguno de los que escucha hace alguna intervención, busca reafirmar o busca aceptación con los demás integrantes del grupo. Generalmente los demás responden positivamente a la intervención e incluso suelen nutrirla con alguna retroalimentación o un comentario gracioso. Entonces sueltan todos carcajadas altisonantes y sueltan los cubiertos, se limpian con la servilleta y hasta aplauden.
En ocasiones se hacen grupos de charlas de dos, máximo tres personas. Lo anterior debido a la distancia en las mesas y que hay lugares que quedan en esquinas opuestas, estos no se alcanzan a escuchar muy bien.
Cuando la charla se centra en dos o tres personas, se pueden voltear físicamente uno hacia el otro, lo cual me indica que la plática está muy interesante, pero excluye a otros que están a lado porque físicamente marcan una exclusividad y atención de uno a uno, o de solo unos cuantos. Estas platicas son con mucha intensidad y concentración.
Sucede que se quedan una o dos personas aisladas y sin entrar a ninguna plática porque se van a responder una llamada telefónica, se paran al baño o se quedan mandando mensajes por el celular. Es entonces cuando pierden el hilo y no siempre saben cómo retomar, o se toman su tiempo para volverse a integrar. Cuando esto sucede prefieren comer, observar la situación desde una perspectiva más objetiva y/o distante. Los que se integran inmediatamente preguntan ¿De qué me perdí? También preguntan ¿qué, quién, cómo? ¿Cuándo fue eso? Y cualquier otro cuestionamiento por el estilo que les de información acerca del tema que se está hablando, para poder retomar.
En general observé muchas risas y mucha intensidad en la plática, de pronto tonos hostiles que se calman por las ganas de pasarla bien y el hecho de estar juntos.
Fue difícil el ejercicio porque si observaba no podía poner atención o integrarme a la plática intensamente como me gusta. No podía ser parte del momento y disfrutar de esa situación por andar analizando. Cuando observaba me aislaba, me separaba o me perdía partes de la conversación. Observar requiere cierta concentración y esfuerzo de mi mente para no distraerme y poner atención en lo que el otro hace y dice, sin clavarme en el tema porque si me clavo, me olvido de analizar y observar. Me fue difícil hacer ambas cosas al mismo tiempo.