
El amor, los amigos, la familia. A veces pienso en los hijos. Hoy disfruto de la libertad. Total. Disfruto de hacer sólo lo que quiero y de hacer lo que me gusta. Estoy tremendamente agradecida con la vida. Por sus regalos. Por la dicha. La riqueza y las bendiciones que me ha dado.
Quiero hablar de lo que vivo y lo que me sucede. De lo que me pasa y lo que siento. De como pienso y que quiero. Por que eso soy, eso me hace y me va haciendo. Así les hablo de mí. Hablando de las personas a las que amo. Compartiendo la infinidad de cosas que me suceden en un día.
Hoy les agradezco a todos los amigos que me han acompañado en este camino hermoso de la vida. A los que me han abrazado mientras lloro, cuándo despierto de una pesadilla, cuando tengo miedo o siento que ya no puedo. A todos los que han tomado mi mano en la calle, caminando o en el coche, en bicicleta o corriendo, en el cine o en la cocina. Durmiendo o bailando. Trabajando o descansando.
Quizá es que durante el Bautizo de Valeria, mi sobrina la más pequeña, en la iglesia lloré. Durante la misa, la felicidad me invadía y lloraba. No sé cómo vaya a ser yo más vieja, pero siempre en las iglesias lloro, ya sea durante una boda o un bautizo, al final o al inicio.
Lo tome fuerte de la mano y respiré profundo. Descubrí que ver a toda mi familia reunida, festejando, alegres, sonriendo. Los sobrinos grabando, tomando fotos los que llegaron temprano, corriendo los que venían tarde. Mis padres a la misa ni llegaron. Y yo lo tomaba de la mano y lloraba.
Por compartir. Feliz. Siempre lo más importante en mi vida... mis relaciones.
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