
Te escribo quizá por el placer que me dió tu visita en mi cierre de ciclo 2010-2011.
Quizá por el gusto que me da compartir contigo esa pasión por la enseñanza, ese amor por los niños y esa consciencia del futuro.
Tal vez sólo quiero agradecerte todas tus enseñanzas que desde la carrera me formaron y que ahora eres un ejemplo para mí.
Ejemplo de madre, de esposa, de compañera, de amiga, de maestra, de política y de mujer.
Mujer ejemplar a la que veo trabajar con amor, con entrega, con todos tus conocimientos vertidos en esa que es tu labor y tu resposabilidad; la pedagogía, el arte, la cultura, los jóvenes, los niños, el futuro de México.
Lo que escribo es breve, más es sincero y con mucho amor, es honesto y te agradezco por todos estos años de conocernos y compartir. Por todo el trabajo y el crecimiento. Por la danza y la docencia. Por continuar haciendo lo que nos toca y lo que nos corresponde. Por que continuaremos con nuestro trabajo. Aquí o allá. Eso no importa, lo que importa es continuamos y no paramos. Seguimos trabajando.
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