martes, 25 de noviembre de 2014

La música y su magia


La música entra en el cuerpo por cada orificio. No sólo los oídos. También los ojos, la nariz. La boca y los poros también sienten y saborean cada nota. 

La música me entra al cuerpo y me calma el corazón. Me alegra el alma. Me infla y me llena de colores. Los colores los veo. Los veo salir de ellos cuando tocan. Veo luz saliendo de los violins y las violas. Siento una corriente eléctrica que me recorre la columna de abajo hacia arriba  con la melodía de la guitarra. 

Soy feliz. Eso es lo único que puedo sentir. Además de felicidad, también siento un poco frío y me molesta que sea por el aire acondicionado, aún así, me siento bien. No me duele nada y estoy contenta. Muy emocionada.

Me siento como flotando en las nuebes rodeada por seres mágicos llenos de colores que sacan luz y sonidos. Creo que los sonidos son luz. Quizá la luz sea el sonido. De los contrabajos salen luces rojas, veo una linea marron envolviendo a los bajistas. De las flauas salen amarillos y chispas color naranja que despuntan sobre los flautistas. De los cornos veo ríos azules, turquezas que descienden del escenario hasta llegar a mí. Llegan y me mueven como a un barquito que navega entre sus aguas. 

Los violines llevan la melodía como mi corazón lleva el amor. Dentro. Inmerso e inherente.  Todo el día escuchando música. Todo el día en ensayos de la orquesta y al final el gran concierto. Grito, lloro, aplaudo, no dejo de sentir amor. Cierro los ojos y veo luz. Siento vibraciones en todo mi cuerpo. La magia me ha invadido. La música se me ha metido y la siento brincoteando dentro por todo mi cuerpo. 

Hoy sé que la música es magia y esa magia sana mi cuerpo. La música me hace sentir feliz. La paz y la tranquilidad me inundan. Al mismo tiempo siento una rara excitación y alegría infinita. 

Gracias músicos de la Orquesta Sinfónica del Estado de Quintana Roo, artistas que hacen magia. Músicos entregados. Felices. Se divierten haciendo su trabajo. Les apasiona su arte y disfrutan cada uno de sus conciertos. Al menos eso es lo que transmiten y lo que pude ver al acompañarlos en su arduo trabajo por este bello estado. Un verdadero y mágico placer.


jueves, 13 de noviembre de 2014

Magia de amor



Magia de amor. Eso explicaría lo que siento cuando te veo. Cuando miro tus ojos y siento que me desbordo. Me sale por los dedos, por los ojos, por los poros. Chorros y chorros de amor. Mucha luz que no puedo ocultar ni contener. Hoy de mí hacia ti puro amor. Hoy de ti hacia mí pura magia.  Algo nos está pasando.  Siento como si escuchara pasos. Como si sintiera que alguien o algo se acerca. La oscuridad y este negro que tiñe el horizonte no me permiten ver. Escucho que ahí viene. Está cerca.

¿Qué puedo hacer con mi amor?

¿Qué puedes hacer con tu magia?

¿Qué podemos hacer juntos?

Es cosa nuestra. Ya tú sabes. Y sabes que lo sé.

Al final de este viaje nos encontraremos. Al final comienza nuestro camino y estamos tú y yo. Juntos. Mirando al horizonte. En plena luz.

Mi almohada se transforma en un cangrejo y duermo tranquila. Mis pies son peces que van en sentidos opuestos. De mi comida salen serpientes que me trago enteras y devoran mis miedos, mis ansias. En mis sueños aparecen caballos y yo cabalgo veloz sobre las nubes que eran sueños y ahora son realidad.


Que escriba entonces nuestra historia. La historia de un amor. La historia de dos personas que más allá de está vida. Más allá de esta realidad. Más allá de lo tangible y lo real, se amaban.

martes, 4 de noviembre de 2014

Otra vez lloro, ya pido paz!!!

 

Otra vez lloro. Ya no sé porque lloro. Lloro por él. Lloro por mi país. Lloro por mi planeta. Lloro por mí. Me duele. Lo siento en la boca del estomago. Un vacío. Un hueco.

Lloro porque hoy maté una hormiga. No me había dado cuenta de que la había matado hasta que vi a un montón de hormiguitas reuniéndose en un mismo punto. Cuando me acerqué a ver su mitote, estaban alrededor de la hormiga que había matado. La maté al pasar el trapo de la cocina cuando limpiaba el fregadero. Ahí donde desde hace tiempo hay una plaguita de hormigas que no he podido erradicar porque no las quiero matar. Trato de que se vayan manteniendo limpio. Pero mi querido roomie deja sus trastes sucios y yo también cuando se me hace tarde. Entonces las hormigas siguen ahí. Estaba limpiando cuando con el trapo arrastré a una y la maté. Todas las demás hormigas se reunieron y una trataba de llevársela. No sé a donde pero no la dejaba ahí, se veía su gran esfuerzo por llevarla a algún lado. Cuando se canso se fue sin un rumbo fijo. Se detenía frente a otras hormigas cuando se las encontraba en su camino. Parecía que platicaban. Como si se saludaran y luego como si se despidieran seguían su camino. De pronto una de esas hormigas con las que se encontró fue por la que estaba muerta y ahora esta nueva hormiga trataba de llevarse a la caída.

Comencé a llorar porque pensé 

-Qué solidarias son.

Comencé a llorar porque quería creer que las hormigas eran más humanas que los mismos humanos. Comencé a llorar porque me duele lo que está pasando en el mundo y lo que ha pasado siempre en la historia de la humanidad. Tanta crueldad, tanta sangre.

¿Tan despiadados somos?

En verdad no cabe un poco de humildad y generosidad en nuestros gobernantes. Un poco de dignidad en el hombre que se dice ser presidente de México.

Yo misma me avergüenzo de no poder ser más humilde. De que el ego me gane. De que la vanidad me tenga comprando zapatos nuevos cuando las cosas… ¿qué son?

Qué son cuando quiero tener a mi familia cerca y a mi hermano bien abrazado. A mis amigos conmigo y a los animales a salvo.  

Qué vale un billete cuando me duele ver a un anciano tirado en la calle estirando la mano. Por qué no se lo doy. Por qué no le regalo ese único billete verde que tengo en la bolsa. No tengo cambio para darle menos pero sé que tengo otro billete en la cartera, otro en la casa y otros más en el banco.

Piedad por favor. Salud. Educación. Seguridad. Arte. Libertad. Suplico que los seres humanos que habitamos este planeta tengamos asegurado lo anterior. Podamos disfrutar y vivir un mundo en paz. Sentir amor y compartirlo.

Quiero llorar de alegría. Quiero llorar de gusto. Quiero llorar después de hacer el amor y no después de ver las noticias en un periódico. Quiero gritar de placer y no en una marcha exigiendo la vida de otros seres humanos. Quiero un mundo mejor, una vida en paz para todos los seres humanos.

Luz. Abramos los ojos y los brazos para cuidarnos y procurarnos. Vivamos en paz y armonía. 


lunes, 3 de noviembre de 2014

LLoro de todo o todo está para llorar?

 
Hay México me dueles bien profundo. No sé si sea catarsis mía pero cada marcha, cada noticia y cada grito que he dado me ha sacado una cantidad de llanto que inundaría todo el país con mis lágrimas.

Es mucha sangre ya. No entiendo como podemos llegar a estos niveles. No puedo creer que nos destruyamos así. Cuánto dolor hay en este país. Cuántas heridas sin cerrar que siguen haciendo estragos hoy. Cuánta miseria se nos trepa por los pies. Miro para atrás y más lloro. Ya no quiero voltear a ver las manchas de sangre y los pedazos de cuerpos mutilados que se han ido quedando en el camino.

Amemos al de a lado. Abracemos al de junto. Miremos al que pasa cerca. Agradezcamos al que nos ayuda. Ayudemos al que lo necesita. Seamos felices para que nos alegre la felicidad del otro. Cuidémonos. Por qué ser indiferente al dolor del otro. Por que devaluar la vida de un insecto. Por qué necesitamos tal nivel de crueldad para hacer frente a una realidad.

Quizá sean mis nervios pero lloro al mirar a tanto vagabundo en la calle, tirado o caminando con mucho trabajo. Lloro al mirar perritos flacos. Lloro al mirar a un niño tomando coca-cola. Lloro al mirar a las personas dormidas en el metro. Lloro al mirar a las personas que manejan mientras hablan por su celular. Lloro al ver que la desigualdad y la injusticia gobiernan mi país. Lloro al ver que la impunidad es el pan de cada día. Lloro y no hay nadie que me abrace para consolar mis noches. Lloro y lo único que brota de tanta tristeza y dolor son palabras que consuelan y contienen mi penar.
 

Ahora sigo caminando mientras me aferro a mis sueños. Agarrándome fuerte de la esperanza. Trabajando cada día y dando lo mejor de mí en cada momento. Secando mis lágrimas. Esperando lo mejor, preparada para lo peor.