La experiencia de bucear para un pecesito como yo, fue la
graduación a sirena.
Bucear es un viaje a otro universo. Conocer un lugar con
seres regidos por otras leyes físicas muy distintas a las nuestras.
Al tomar la clase de nuestro instructor Emilio mi mente se
iba preparando para ir a otro planeta dónde no puedo respirar oxigeno así
que tengo que llevar un tanque. Esa idea era excitante y me emocionaba. Me sentía como un
astronauta pero al revés. En lugar de ir para arriba mi viaje sería para abajo. Fue cuando pensé en lo curioso del crecer como ser humano. En general uno crece y
va saliendo al mundo y los círculos sociales se van ampliando. Cuando somos
niños nuestro círculo es la familia. Al llegar a la etapa escolar nuestro
círculo se amplía y ya tenemos muchos amigos y compañeros de clase. Al pasar a
la secundaria los salones son más grandes y entonces tenemos mucho más amigos y
más compañeros. En la edad adulta tenemos diferentes círculos sociales y todo
pareciera indicar que nuestro crecimiento como seres humanos va hacia fuera. Yo
pienso que no se puede ir hacia fuera sin viajar hacia adentro. Conforme
salimos también nos adentramos en nosotros mismos y nos vamos conociendo mejor.
Qué tipo de películas nos gusta. Qué música no podemos escuchar ni por error. Nuestro
color favorito. Nuestro restaurante favorito. El viaje que hacemos hacia fuera
con la sociedad lo más saludable es que fuera directamente proporcional con la
introspección y el auto-conocimiento.
Es muy común que volemos en aviones y viajemos de un país a
otro o de una ciudad a otra pero sumergirnos en el mar a más de 3 metros de
profundidad no es algo que nos ocurra cotidianamente. La preparación me hacía
sentir que iba a ir a la luna. Una luna que está al centro de la tierra y
Emilio nos prepara para ir, conocerla y regresar con vida.
Después de la clase, de la cual cabe destacar que salí
sintiendome segura pues Emilio es paciente y sumamente reiterativo para que la
información quede clara y sin dudas todo fluye mejor.
Al sumergirnos mi mente se iba al mismo tiempo sumergiendo a
otro planeta. Toda la experiencia es maravillosa, incluso los mareos causados
por el viaje en bote y el vomito causado por el mareo que causa el viaje en
bote.
Poder de alguna forma respirar bajo el agua permite explorar
el mar en sus detalles más hermosos. Peces de diferentes tamaños, formas y
colores. Seres tan ajenos a mi realidad que la sensación de estar en otro
universo crece. No en Marte, no en Plutón, no en esta galaxia. Pareciera otro
universo. Y sí. Un universo totalmente desconocido, pero cautivador e
impactante. Impresionante en todos los sentido. Visualmente es un deleite sin
límites. Sensorialmente esto de flotar es la cosa más graciosa. Controlar la
flotabilidad todo un reto que me provocó carcajadas. Eso de sentirse como un
globo sin control puede ser muy chistoso pero también desesperante. Yo lo tomé
con sentido del humor y me divertía. Me retaba a mantenerme estable.
Fue entonces cuando mi viaje se convirtió en un concurso. Me
sentía como en un reality show tipo "la isla" o alguno de esos donde hay retos que lograr y
comencé a buscar manejar mi flotabilidad de manera perfecta y no tocar el piso
para evitar dañar ese ecosistema tan hermoso y valioso.
Los peces son seres mágicos que si te detienes a
observar hipnotizan. Podía
quedarme largo rato apreciando esa danza que pareciera han ensayado durante
mucho tiempo y ahora nosotros éramos el público que disfrutaba de ese
espectáculo. Danza infinita y perfectamente sincronizada.
Así danzamos con esos seres que habitan el fondo del mar. A
veces nos guiaban hacia direcciones inimaginables. Otros sólo salían a saludar.
Había peces que curiosos se acercaban a nosotros y nadaban a nuestro alrededor.
Los tímidos que apenas asoman la cabeza para observar como la cautivadora
morena. Enigmática, cautelosa. Nos observaba debajo de una roca y parecía que
nos decía algo. No con palabras, pero algo nos decía. Así fuimos explorando,
conociendo y reconociendo ese otro mundo. Esos nuevos seres. Esa forma de vida
tan diferente a la nuestra y por otro lado tan similar.
Alucinante. Los azules son infinitos. Los verdes son
indefinidos. Los amarillos no terminan de aparecer en todos lados y los rojos
brillan diferente. Sumamente alucinante.
Una lección. Una enseñanza. Una experiencia que enriquece la
vida de cualquier ser humano. Gracias Emilio por permitirnos vivir esta
maravillosa aventura. Tulaka Diving Puerto Morelos nos acompañó, nos cuidó y
nos enseñó a explorar sin dañar ni alterar ese nuevo mundo que para nosotros
era completamente desconocido y ahora esa experiencia nos acompañará siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario