Las despedidas siempre me ponen melancólica. Un poco de nostalgia empañan mis días y sólo, por lo apegada que soy.
Me apego a las cosas, a las personas, a todo lo que disfruto y me gusta como: tomar un buen whisky el viernes en la noche con los amigos, bailar sin parar hasta no sentir los pies, bañarme con agua fría después de hacer ejercicio, tomar un litro de agua en ayunas, darme un masaje antes de dormir, leer en el camino, abrazar y besar.
Hábitos y costumbres que en mi vida son una locura. Soy terriblemente habituosa jajaja me dan una asquerosa seguridad y me hacen sentir una maldita estabilidad que compensa la variabilidad, espontaneidad e impredecible vida que llevo. (jajaja si como no)
Bueno y ni se diga a las personas a las que me apego. Ahora me siente muy apegada a mi amiga Argentina junto a la que he pasado todos los días de este extrañísimo 2010 trabajando. César Aliosha un gran compañero de baile. Me acompaña en mis amores, desamores, depresiones, ilusiones, planeaciones, crudas realidades y de tocho morocho diría su prima :D pero sobre todo en nuestras carreras profesionales ahí estamos y planeamos estar. Consuelo Sánchez que es la mujer con la que ahora trabajo para el Gobierno del Distrito Federal y que a demás fue mi maestra en la carrera y a la que le he aprendido mmm… todo. Don Juan que es un hombre del que me enamoré el año pasado como muchos dirían –amor a primera vista- y que desde entonces somos buenos amigos y compartimos el amor al arte, a las expresiones artísticas, las protestas políticas, la fotografía, el cine, las buenas charlas con los amigos y que en una semana se va a vivir a Tailandia. Magali mi hermana mayor y mi mejor amiga, no tengo palabras, sólo agradecimiento. Simón que es un suizo raro que conocí en el café denmedio este año y que ahora desde allá y hasta acá me cambió y me sigue cambiando la vida. Una sirena que me enseña los mares y se llama Mirel. Pablo Cervantes que es un cómplice que encontré en el DIF y que me ha apoyado infinitamente estos últimos meses. A mi Psicóloga y al grupo terapéutico con quien he llorado y descubierto cosas que nunca me hubiera imaginado descubrir. Oscar Paz que es mí mejor amigo y el hombre que me aterriza y me da tierra cuando más lo necesito, el hombre que ha estado y por eso, sólo por el echo de estar… lo amo.
Y si continuara creo que no acabaría de nombrar y describir las personas, cosas y hábitos que me apegan a esta existencia y a esta vida.
Creo que las personas nos vamos acercando y alejando. Vamos cambiando. Vamos y venimos. Vamos girando y bailando. Nos vamos encontrando y tristemente a veces desencontrándonos. Pero aquí seguimos y seguiremos, de una forma u otra. Siempre.
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