
Cuántos años habían pasado de aquellas tardes en las que nos reuníamos en familia al rededor de una mesa a jugar cualquier juego de mesa interesante como pretexto para reír, platicar, convivir y de más cosas hermosas que ayer viví.
El domino cubano y luego el maratón fueron los protagonistas de la noche.
El detener mi cuerpo, calmar mi ansiedad. Desacelerar mi mente. Revolucionar mi paciencia y mi alma para que en armonía me pueda recuperar no ha sido fácil.
Antes me invadía un nerviosismo muy extraño cuando en mi mente aparecía una voz que decía -bueno y estar jugando maraton a mi de qué me sirve. Quiero terminar de leer ese libro o ahora tendría tiempo de ver esa película que compre hace meses y que no me he podido sentar a ver. Quiero escribir tal o cual cosa o quiero estar sola con él.- eso entre muchos otros pensamientos que se entrometían y no me permitían estar simplemente disfrutando de unas buenas carcajadas con la familia.
Ahora ha sido diferente. Mi mente comprende. Mi cuerpo se tranquiliza y mi alma con sabiduría se alegra y se ríe.
Ayer comimos juntos, platicamos un par de horas, emprendimos la aventura del juego. Cenamos y cerramos con una gran platica sobre cómo es el amor después de 25 años de casados o la relación entre dos personas que han estado juntas por más de 30 años. Uff!!! mi hermano y yo escuchábamos, aprendíamos. Hablábamos sobre lo que queremos y lo que no queremos para nuestro futuro y en algunas ocasiones criticamos. En muchas cosas no estamos de acuerdo, pero ellos nos escucharon también. Fue hermoso pasar una tarde como la de ayer y que tenía meses o incluso años de no darme la oportunidad de disfrutar y de vivir.
Los guizos de mamá con un excelente sazón pero con demasiada cantidad de grasa que con sólo ligeros cambios que sugerí y que ella accedió a realizar en su receta guisada así por generaciones en las mujeres de la familia Trejo. Al terminar disfrutamos de una comida deliciosa y nutritiva!!!
El youtube complaciendo a cada uno de los presentes y al final los ipods para intercambiar las mejores rolas de la noche. Unas de Juan Gabriel que mi tía siempre en las fiestas que terminaba borracha, cantaba con todo el sentimiento. Mi hermano mas acústico de lo normal con un toque de campirano que no le conocía. Mi padre lo más tranquilo que le he escuchado con Jazz y Freejazz. Yo extrañamente me contuve para no dominar y monopolizar la noche con mis canciones románticas y con esas ganas infinitas de bailar que siempre me inundan el alma disfrute la tarde.
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