jueves, 25 de noviembre de 2010

Merlín (segunda parte)



Me recibió el Dr. Ledezma muy amable e inmediatamente me hizo pasar. Yo estaba muy nerviosa pero tranquila (si es que eso es posible), me he hecho muchos ultrasonidos en mi vida, no tenía nada de que espantarme, así que decidí relajarme.

El Doctor comenzó a tomar muchas fotos del ultrasonido y me hacía una pregunta tras otra sobre mi alimentación, la salud de mi familia, mis hábitos. El ultrasonido se demoraba y mi curiosidad se acrecentaba. Quería saber rápidamente qué pasaba, porqué tantas preguntas. Decidí esperarme a que el doctor me dijera todo cuando el creyera conveniente. Siguió tomando fotos y el ultrasonido se prolongo hasta mis costillas para ver mis riñones y otros órganos. Jamas me habían hecho un ultrasonido tan extenso.

Cuando el Doctor solto un suspiro y me dijo
-Bueno, el cuadro que tenemos aquí, no es sencillo. Ves esto?-
respondí que sí como automáticamente por que en realidad solo veía blanco y negro en la pantalla sin identificar nada más.
-Es un tumor en tu ovario derecho- me dijo.
Yo respiraba y lo tomaba con calma.
-Veo que mide 10 cm de diámetro- dijo el Doctor -es un poco más grande que una pelota de base ball, hay que operar inmediatamente. Primero por el tamaño y segundo por que está presionando la uretra lo que provoca que tu riñón derecho esté muy inflamado- yo veía la escena como si estuviera viendo una película melodramática en el momento que le dan la mala noticia a la protagonista.

El Doctor me dejó sola un momento para ir a arreglar con su secretaria las opciones que me presentarían y yo me dirigí a baño.
Al entrar me miré en el espejo y todo se derrumbo. Comencé a llorar y las lagrimas brotaban sin contención. Era un llanto imparable. Mi telefono comenzó a sonar, no quería contestar. No podía parar de llorar. Me sente en el retrete y continuaban saliendo las lagrimas de veinte en veinte mi rostro empapaban y mi respiración se entre cortaba.

Siempre me ha gustado dejar volar mi imaginación y cuando leo libros, cuentos o veo películas, siempre me pongo en el lugar de la protagonista o de algún personaje y pienso en que haría yo si me encontrara en esa situación.

Con mi imaginación, los libros y las películas he viajado, me he internado con un monje budista en el Tíbet, me he matado por amor, me he casado, he sido abuela jubilada de la CIA junto a Bruce Willis, mis padres después de divorciados se han vuelto a reunir en una comedia romántica, me he enamorado millones de veces (por que me gustan las películas de amor) han secuestrado a mi hermano y he tenido enfermedades terminales entre muchas otras aventuras. Unas lindas, unas muy dolorosas, otras de acción y las más son románticas.

Sequé mi rostro, respiré profundo y me recogí el cabello cuando pude salir a la superficie después de esa inmersión profunda en el océano más oscuro al que había entrado.

Pensé que ahora me tocaba a mi ser lo suficientemente fuerte para que mi película tenga un final feliz.

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