
CUANDO TENGO MIEDO
Me siento como un conejillo asustado, temeroso de salir de mi guarida y asomar la nariz donde el sol da con tanto calor. Nerviosa, tiemblo y me enconcho. Me hago bolita y me tapo con todas las cobijas. Meto la cabeza a las sábanas. Vibro de frío. No abro los ojos. No quiero mirar, no quiero ver luz, ni quiero ver nada. Tampoco quiero oír, quisiera no oír nada sin embargo escucho todo. Escucho mi respiración chiquita y apretada. El latido de mi corazón, las palabras que en mi mente transitan sin orden y las manecillas del reloj que está en el buró. La necesidad de un abrazo me cristaliza los ojos. Como un conejo que está solo en medio de la nada y que con sólo un abrazo su mirada se suavizaría. Sin embargo no hay tal abrazo. El conejo está solo y se abraza así mismo. Así me abrazó yo, intento calentarme y respirar profundo. Intento dejar de llorar y pensar en eso que antes tenía y que ahora me hace falta, en aquello que ya no tengo y que ahora extraño, en lo que antes era y que de eso ahora no queda mucho. El conejo intenta sentirse grande, fuerte y valiente. El conejo se quiere sentir seguro, acompañado y tranquilo.
1 comentario:
CONEJO NO LLORES QUE NADA TE HACE FALTA.
CONEJO NO EXTRAÑES QUE NO SIRVE PARA NADA.
CONEJO NO TE APEGUES A LO QUE NO VALORABAS.
CONEJO MEJOR SALTA DE LA CAMA.
JAGUAR
Publicar un comentario