Este año me di cuenta que nunca había estado deprimida. Me
disculpo si mi honestidad incomoda a alguien pero…
siempre había
creído que los depresivos eran súper loser.
La verdad es que siempre había sentido dentro de mi una luz
que no se apagaba nunca. Podía bajar su intensidad si estaba triste, pero ahí
seguía. Siempre había sentido que irradiaba amor y felicidad al mundo. Es como
si tuviera claramente la imagen de mi misma llena de luz.
Algunas veces había estado muy triste. Momentos muy
difíciles para la familia como la muerte de mi tía más querida y la de mis
abuelos. Terminar mis relaciones amorosas. De verdad han sido dolores muy
grandes. Llorando días enteros. Sin mucha hambre y sonriendo superficialmente.
Sin embargo siempre con fuerzas para salir adelante. Ganas
de algo. Metas que alcanzar, sueños nuevos que hacer realidad. Ganas, voluntad,
energía, fuerza y motivos para seguir. La vida misma me parecía suficiente
razón para estar feliz.
El simple hecho de despertar en la mañana me ponía de buenas
aún en mis días más tristes. No entendía como alguien se podía deprimir estando
saludable.
Siempre he creído que todo está en nuestras manos: Tener un
buen trabajo, una casa bonita, diversiones con los amigos, proyectos
profesionales, proyectos de cualquier tipo, momentos alegres con la familia, la
pareja perfecta, la mascota más adorable y el día más afortunado. Todo depende
de nuestra actitud, nuestra perspectiva, nuestra interpretación de los hechos y
nuestra energía. Incluso la salud está en nuestras manos.
Cómo es posible que una persona que tiene buena salud puede
estar deprimido???
Cómo alguien puede dejar de comer hasta hacerse daño???
Qué razón puede ser tan fuerte como para que alguien deseara
no vivir???
No lo
comprendía. Creía que mientras tuviéramos salud podíamos lograr lo que sea,
cualquier cosa que nos propusiéramos.
Este año sí que conocí la depresión.
No tenía ganas de nada y por más que quería tener ganas no
las tenía. No encontraba motivación en nada.
Depresión es no poder levantarte aún que te lo propongas.
Dormir más de 24 horas seguidas o no dormir en 72 horas. Comer sin hambre, sin
ganas de masticar, sin fuerzas de tragar. Comer hasta reventar las porquerías
más puercas del puerquero más puerco.
Nunca había sentido lo que es no poder levantar la cabeza.
Porque no tenía fuerzas, ganas, energía, voluntad, qué se yo. Por la ausencia
de todo al mismo tiempo no podía levantar la cabeza, ni sentada, ni parada, ni
caminando.
Saben lo que es eso??? Está cabrón, yo no lo sabía y hoy les
digo –no se lo deseo a nadie.
Ganas de llorar todo el tiempo??? Sí.
Todo vale verga??? Sí.
Sin ganas de visitas, platicas, café o cualquier cosa que
signifique socializar??? Sí.
Que el mundo se acabe??? Sí.
Que te pregunten cómo estás??? No.
Que quieran saber porqué estás así??? No.
Que quieran llevarte a fiestar??? No.
Nada, simplemente nada. Así es la depresión y es horrible.
Cómo sales de ahí???
Yo lo estoy logrando con terapia Psicológica. Haciendo
ejercicio. Comiendo bien. Estando cerca de mi familia. Con proyectos nuevos.
Compartiendo con amigos y durmiendo bien (lo necesario). Cubriendo mis necesidades básicas exacta y precisamente cuando el cuerpo me lo pide. Siento hambre y como. Me da sueño y me duermo. Quiero ir al baño y no me aguanto nada, simplemente voy y lo atiendo. Me atiendo.
Siendo honesta conmigo
misma. Escuchando a mi corazón y obedeciéndolo.
La honestidad y escucharnos a nosotros mismos es
indispensable para poder ser felices.
Y ahí vamos!!!