miércoles, 22 de abril de 2015

Algo despertó


Ella descubrió que había comenzado a enamorarse cuando una mañana al despertar, lo buscó a su lado, en la cama. En cuanto se percató de que nadie estaba con ella, abrió los ojos para saber dónde estaba.

¿Era  su cama, su cuarto o  de él?

Ella descubrió que estaba sola en su propio cuarto, cerró los ojos y siguió soñando. Ahí estaban juntos. Al cerrar los ojos él aparecía. Ella a su lado acariciando su barba y  él mirándola a los ojos.

Mientras en su mente disfrutaba de él, sintió ganas de ir al baño. Entonces recordó esa jacaranda con estrellas moradas que se asoma desde la ventana del cuarto de él, y suspiró.

Ella saboreaba sus besos desde la recreación en su mente gracias a sus recuerdos y su gran imaginación, no quería abrir los ojos y ver que ese cuarto no era el de él y que por la ventana no habría una jacaranda.

Su vejiga inflamaba reclamaba ser vaciada. Tomó valor y abrió los ojos, miró a través de la ventana y un frondoso  árbol lleno de hojas color verde, de un verde muy brillante, le dio los buenos días junto con las flores rojas de su balcón y los maullidos de dos hermosos gatos que ronroneaban sobre ella.  Sonriendo respiró profundamente y sus ojos brillaron con amor.

domingo, 19 de abril de 2015

A los treinta.


La vida puso en mi camino a personas maravillosas que se acercaron a mí para que les montara una coreografía. Nos conocimos entre música, pasos de danza y cargadas. Reímos, nos abrazamos y exploramos el movimiento a partir de un discurso de amor que a todos nos contagió, nos llenó y nos inundó.

Cuatro adolescentes maravillosos con muchas ganas de bailar, pasión por la vida y alegría en sus corazones. Inyectaron vida en mí, cada ensayo terminé agradecida por compartir con ellos esas ganas infinitas de comerse al mundo y esa curiosidad de ir conociendo y reconociendo las experiencias de bailar, todo lo que implica crecer y aprender.

Compartir esta experiencia con ellos me dejó llena de amor, envuelta en curiosidad por la vida y con todas las ganas de vivirla, sentirla, experimentarla y descubrirla en cada momento. Estar con ellos impregnó mi ser de éxtasis y así me llevaron a revivir eso mismo que yo, a su edad experimenté y me di cuenta ahora que por alguna razón lo había perdido.

Me siento con la energía de una adolescente de 16 años, con la madurez y experiencia de una mujer de 30.

Este año definitivamente es un año de agradecimiento. Eterna y completamente agradecida por conocer a Miguel, Jesús, Jimena y Rebeca.

Me siento bendecida. Gracias!!!