Ella descubrió que había comenzado a enamorarse cuando una
mañana al despertar, lo buscó a su lado, en la cama. En cuanto se percató de
que nadie estaba con ella, abrió los ojos para saber dónde estaba.
¿Era su cama, su
cuarto o de él?
Ella descubrió que estaba sola en su propio cuarto, cerró
los ojos y siguió soñando. Ahí estaban juntos. Al cerrar los ojos él aparecía.
Ella a su lado acariciando su barba y él
mirándola a los ojos.
Mientras en su mente disfrutaba de él, sintió ganas de ir al
baño. Entonces recordó esa jacaranda con estrellas moradas que se asoma desde
la ventana del cuarto de él, y suspiró.
Ella saboreaba sus besos desde la recreación en su mente
gracias a sus recuerdos y su gran imaginación, no quería abrir los ojos y ver
que ese cuarto no era el de él y que por la ventana no habría una jacaranda.
Su vejiga inflamaba reclamaba ser vaciada. Tomó valor y
abrió los ojos, miró a través de la ventana y un frondoso árbol lleno de hojas color verde, de un verde
muy brillante, le dio los buenos días junto con las flores rojas de su balcón y
los maullidos de dos hermosos gatos que ronroneaban sobre ella. Sonriendo respiró profundamente y sus ojos
brillaron con amor.
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