martes, 28 de septiembre de 2010

Una mujer según MIET


Las mujeres son de corazón grande.
Honestas y trabajadoras.
Contiene y mantienen.
Conectan y consolidan.
Son fuertes y aguerridas.
Valientes y expresivas.
Las mujeres saben decir la verdad y guardar secretos.
Unen y unifican.
Una mujer ve a los ojos y dice...
Una mujer calla su mente y contacta con su alma.
Una mujer trabaja su cuerpo y con el abraza.
Las mujeres nutren y equilibran.
La mujer abarca y comprende.
Entiende en silencio.
Cultiva su mente.

martes, 21 de septiembre de 2010

Recibirte (2da parte)

Al principio pensaba en qué me gustaría mostrarte de México? Qué me gustaría que hiciéramos juntos? Imaginaba algo nuevo para experimentar los dos. Tenía infinidad de imágenes juntos. Tú y yo. Con amigos y la familia. Sólo los dos.

Después me dije -relájate- decidí preparar mi mente, mi cuerpo y mi espíritu para recibirte. Tomar suficiente agua, hacer suficiente ejercicio y entrenarme mejor que nunca para que cuando tú estuvieras aquí no sintiera remordimientos de consciencia por dejar algunos días de entrenamiento por irme contigo a la playa que era algo que quería, planeaba y deseaba.

Comer estrictamente bien para que a tu lado pudiera compartir esos antojitos mexicanos tan ricos pero tan culposos para mi por la cantidad de grasa saturada que contienen. Para mi era imprescindible mostrarte los tacos, el mole, las famosas güajolotas (torta de tamal) o que comiéramos un par de garnachas en la esquina.

Sanaba mi corazón y aclaraba mis sentimientos y mis relaciones amorosas-sentimentales. Yo te quería recibir, libre, entera y totalmente abierta (de corazón). Para ti.

Según yo acomodaba mis horarios de trabajo y mis proyectos. Trabajaba arduamente para liberar compromisos en las fechas en las que estarías aquí y poderme conceder un tiempo contigo.

En terapia con mi psicóloga hablaba de mi miedo a entregarme a un hombre que vivía en otro país y en otro continente. Abrirle mi corazón, mi casa, mi cuerpo a una relación sin un futuro claro??? Yo estaba acostumbrada a las relaciones largas y estables. Mi primer amor duro 7 años, viví con él 3 años y había grandes proyectos juntos. Mi segundo y mas grande amor duró casi dos años. Nos fuimos a vivir juntos prácticamente empezada nuestra relación. Pasábamos mas de la mitad del día uno a lado del otro, trabajando, cocinando, pensando, hablando, soñando, caminando. Ahora somos socios y los mejores amigos.

De pronto, de buenas a primeras, como gracia divina, me sentía enamorada y mi vida cambiaba, la movía y se transformaba a partir de tu visita a México. Me sentía feliz, animada, contenta.

Quería saber que tan madura y capaz era como para entregarme, entregarme toda. Entregar mi corazón sin mesura. Amarte sin esperar nada a cambio. Sin generar expectativas. Sólo darme totalmente. Aquí y ahora. Darte todo sin miedo y sin programaciones.

Creo que mi trabajo, la rutina, los tiempos, proyectos, compromisos y hábitos mermaron mi ideal. Esa utopía de la entrega total. Ese sueño de entregarme toda. No sé si lo haya logrado. No sé si todo eso hermoso que sentí sea la tan soñada entrega total. No me importa. Lo que sentí fue hermoso. Fue divino y...

...hoy lloro de felicidad.

Lloro por que fue un sueño hecho realidad. Lloro por que te vivi, te disfrute, te aprendí, te goce. Te di y te entregue lo que soy. Te abrí mi alma y te compartí. Te compartí mi vida, mis sueños. Darte lo mas íntimo de mi ser. Y ser feliz. En tus brazos. A tu lado. Lloro por que siento tanto amor y te extraño tanto. Lloro de felicidad. Lloro de amor. Amor de ti.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Recibirte (1ra parte)

Desde que supe que vendrías, en mi corazón había un motivo, lejano, tenue, casi imperceptible. Más latente, presente y constante.

Tu regreso a México era una motivación evidente para mi corazón. Mi mente no entendía. Cómo podía emocionarme tanto tu llegada. Mi mente no se explicaba por qué en mi rostro nacía una norme sonrisa cada vez que recibía un mail tuyo. No era razonable para mí que ciertas canciones e imágenes me hicieran pensarte, recordarte, desearte. No había una explicación lógica para estos sentimientos por ti. Para ti. Hacía ti. De ti.

Simón:

Eras un hombre que apenas y conocía en marzo, pero que basto con un par de días a tu lado para que cambiaras mi vida. Para que alegraras mi corazón. Compartimos nuestros cuerpos. Bailamos y nos entregamos. Sólo unos instantes contigo provocaron en mi, en mi corazón, en mi mente y en mi cuerpo: sanación.

Cuando me dijiste que llegabas el 28 de agosto, la aventura que comenzó una semana de marzo, continuaba. Esa aventura en la que nos inmiscuimos sin imaginar que trascendería, ahora significaba más para mi. Un sueño.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Una noche de fandango


Te quiero contar lo que me paso una noche.

Después de largo tiempo de no vernos iba a visitar a una amiga. Una vieja amiga. Ella se llama Arlem y nos conocemos desde la secundaría. Estudiamos la preparatoria juntas y compartimos secretos, sueños, libros, películas y de más.

Arlem me había invitado a una noche de son jarocho, con tablao y zapateado. Jaranas, toritos y canciones en luna llena.

Invite a mis padres. Ellos quieren mucho a Arlem y sabía que les daría gusto verla. Yo platicaba con ellos, acompañaba a mi amiga y la ayudaba a preparar capuchinos mientras compartíamos como siempre nuestras historias y nuestras aventuras. Dijo que me quería presentar a un amigo. A la barra llego un hombre que de primera vista me pareció encantador. Cuando me lo presento, me enteré que era Suizo y hablaba muy poco español, yo hablo muy poco ingles, por no decir nada. Arlem nos presento en ingles y yo me esforzaba por entender.

Durante la noche, el Suizo y yo compartimos un par de cigarros, comenzamos a platicar y lo mejor y mas divertido fue cuando bailamos.

Me sorprendió tanto bailar con él. Fue muy divertido. Pero sobre todo, fue mágico.

Aquella noche él me contaba de su novia y yo de mi ex novio. Él encendía un cigarro y yo miraba sus labios. Yo bebía un torito y él abría los ojos mirando a todos lados.

Pasamos la velada platicando y bailando.

Mis padres ya se iban a casa. Qué iba a hacer yo ahora? Mire a ese Suizo raro que toda la noche me había robado el aliento y en un español todavía mas raro que él, me pregunto que si quería que pasáramos la noche juntos. Nada más. Sólo eso. Pasar la noche juntos. Platicar. Conocernos mas. Estar.

Doblemente sorprendida acepte.

Mis padres se fueron a casa. Él y yo disfrutamos todavía un rato mas de tan agradable tradición veracruzana. Nos despedimos y nos fuimos caminando a media noche por el centro de la Ciudad de México.

A dónde? No sabíamos.
Buscábamos un lugar para estar solos. Sólo los dos. Y lo encontramos.

Experiencia religiosa. Hincados uno frente al otro sobre la cama. Él me fue desvistiendo y despacio nos miramos. Yo comencé a desvestirlo también. Recorría su piel, blanca y suave. Sentía su calor. Nos conocimos. Sus besos en mi. Sus manos por mi. Sus ojos sobre mi. Sus piernas entre las mías. Su cabello entre mis dedos. Su lengua y la mía. Sus pies y los míos. Tres orgasmos vibrando por mi cuerpo. Dos para mi. Dos para él. Uno para los dos. Purificación. Muerte. Resurrección. Su cuerpo moviendo mí cuerpo. Sudando. Respirando. Eyaculando. Toda la noche. Despertando. Amándonos. Arrullándonos. Descansando. Durmiendo. Hasta el amanecer de otro día.