sábado, 18 de septiembre de 2010

Una noche de fandango


Te quiero contar lo que me paso una noche.

Después de largo tiempo de no vernos iba a visitar a una amiga. Una vieja amiga. Ella se llama Arlem y nos conocemos desde la secundaría. Estudiamos la preparatoria juntas y compartimos secretos, sueños, libros, películas y de más.

Arlem me había invitado a una noche de son jarocho, con tablao y zapateado. Jaranas, toritos y canciones en luna llena.

Invite a mis padres. Ellos quieren mucho a Arlem y sabía que les daría gusto verla. Yo platicaba con ellos, acompañaba a mi amiga y la ayudaba a preparar capuchinos mientras compartíamos como siempre nuestras historias y nuestras aventuras. Dijo que me quería presentar a un amigo. A la barra llego un hombre que de primera vista me pareció encantador. Cuando me lo presento, me enteré que era Suizo y hablaba muy poco español, yo hablo muy poco ingles, por no decir nada. Arlem nos presento en ingles y yo me esforzaba por entender.

Durante la noche, el Suizo y yo compartimos un par de cigarros, comenzamos a platicar y lo mejor y mas divertido fue cuando bailamos.

Me sorprendió tanto bailar con él. Fue muy divertido. Pero sobre todo, fue mágico.

Aquella noche él me contaba de su novia y yo de mi ex novio. Él encendía un cigarro y yo miraba sus labios. Yo bebía un torito y él abría los ojos mirando a todos lados.

Pasamos la velada platicando y bailando.

Mis padres ya se iban a casa. Qué iba a hacer yo ahora? Mire a ese Suizo raro que toda la noche me había robado el aliento y en un español todavía mas raro que él, me pregunto que si quería que pasáramos la noche juntos. Nada más. Sólo eso. Pasar la noche juntos. Platicar. Conocernos mas. Estar.

Doblemente sorprendida acepte.

Mis padres se fueron a casa. Él y yo disfrutamos todavía un rato mas de tan agradable tradición veracruzana. Nos despedimos y nos fuimos caminando a media noche por el centro de la Ciudad de México.

A dónde? No sabíamos.
Buscábamos un lugar para estar solos. Sólo los dos. Y lo encontramos.

Experiencia religiosa. Hincados uno frente al otro sobre la cama. Él me fue desvistiendo y despacio nos miramos. Yo comencé a desvestirlo también. Recorría su piel, blanca y suave. Sentía su calor. Nos conocimos. Sus besos en mi. Sus manos por mi. Sus ojos sobre mi. Sus piernas entre las mías. Su cabello entre mis dedos. Su lengua y la mía. Sus pies y los míos. Tres orgasmos vibrando por mi cuerpo. Dos para mi. Dos para él. Uno para los dos. Purificación. Muerte. Resurrección. Su cuerpo moviendo mí cuerpo. Sudando. Respirando. Eyaculando. Toda la noche. Despertando. Amándonos. Arrullándonos. Descansando. Durmiendo. Hasta el amanecer de otro día.

No hay comentarios: