Al principio pensaba en qué me gustaría mostrarte de México? Qué me gustaría que hiciéramos juntos? Imaginaba algo nuevo para experimentar los dos. Tenía infinidad de imágenes juntos. Tú y yo. Con amigos y la familia. Sólo los dos.
Después me dije -relájate- decidí preparar mi mente, mi cuerpo y mi espíritu para recibirte. Tomar suficiente agua, hacer suficiente ejercicio y entrenarme mejor que nunca para que cuando tú estuvieras aquí no sintiera remordimientos de consciencia por dejar algunos días de entrenamiento por irme contigo a la playa que era algo que quería, planeaba y deseaba.
Comer estrictamente bien para que a tu lado pudiera compartir esos antojitos mexicanos tan ricos pero tan culposos para mi por la cantidad de grasa saturada que contienen. Para mi era imprescindible mostrarte los tacos, el mole, las famosas güajolotas (torta de tamal) o que comiéramos un par de garnachas en la esquina.
Sanaba mi corazón y aclaraba mis sentimientos y mis relaciones amorosas-sentimentales. Yo te quería recibir, libre, entera y totalmente abierta (de corazón). Para ti.
Según yo acomodaba mis horarios de trabajo y mis proyectos. Trabajaba arduamente para liberar compromisos en las fechas en las que estarías aquí y poderme conceder un tiempo contigo.
En terapia con mi psicóloga hablaba de mi miedo a entregarme a un hombre que vivía en otro país y en otro continente. Abrirle mi corazón, mi casa, mi cuerpo a una relación sin un futuro claro??? Yo estaba acostumbrada a las relaciones largas y estables. Mi primer amor duro 7 años, viví con él 3 años y había grandes proyectos juntos. Mi segundo y mas grande amor duró casi dos años. Nos fuimos a vivir juntos prácticamente empezada nuestra relación. Pasábamos mas de la mitad del día uno a lado del otro, trabajando, cocinando, pensando, hablando, soñando, caminando. Ahora somos socios y los mejores amigos.
De pronto, de buenas a primeras, como gracia divina, me sentía enamorada y mi vida cambiaba, la movía y se transformaba a partir de tu visita a México. Me sentía feliz, animada, contenta.
Quería saber que tan madura y capaz era como para entregarme, entregarme toda. Entregar mi corazón sin mesura. Amarte sin esperar nada a cambio. Sin generar expectativas. Sólo darme totalmente. Aquí y ahora. Darte todo sin miedo y sin programaciones.
Creo que mi trabajo, la rutina, los tiempos, proyectos, compromisos y hábitos mermaron mi ideal. Esa utopía de la entrega total. Ese sueño de entregarme toda. No sé si lo haya logrado. No sé si todo eso hermoso que sentí sea la tan soñada entrega total. No me importa. Lo que sentí fue hermoso. Fue divino y...
...hoy lloro de felicidad.
Lloro por que fue un sueño hecho realidad. Lloro por que te vivi, te disfrute, te aprendí, te goce. Te di y te entregue lo que soy. Te abrí mi alma y te compartí. Te compartí mi vida, mis sueños. Darte lo mas íntimo de mi ser. Y ser feliz. En tus brazos. A tu lado. Lloro por que siento tanto amor y te extraño tanto. Lloro de felicidad. Lloro de amor. Amor de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario