miércoles, 6 de agosto de 2014

Su ausencia

 
Me hunde. Me inunda. Me vacía. Me hace falta. Me sorprende el dolor tan grande que puede causar una ausencia. Su ausencia. La más grande. Un vacío en el que voy cayendo sin tener de que asirme.  Lo busco. Quiero ver sus ojos. Busco sus manos para tomarlas con las mías, entrelazarlas. Entrelazarnos. Sus piernas con las mías. Busco su olor. Lo tengo dentro. Es mío. Su sabor y su esencia están aprisionadas dentro de mí. Lo siento. Lo saboreo. Quizá es por eso que me hace tanta falta su cuerpo. Su boca. So compañía. Sus bromas. Sus quejas. Ahora lo extraño todo. Lo que no me gustaba. De lo que tanto me quejaba. Me hace falta él. Así como es. Así lo aprendí a amar. Así lo conocí y lo acepté. Así me enamoré. Me enamoró. Me dio todo su amor y ha dejado un hueco infinito. Imposible de llenar. Imposible de continuar  así. Sin él. Con su ausencia. Con ese dolor que es tan grande como mi amor por él. Ahora lo sé. Siempre lo amaré. Lo llegué a amar como nunca había amado a nadie. Conocí la inmensidad en sus brazos. Y ahora. Cómo me sostengo. De qué me agarro. Me siento sola. Tengo miedo.  

2 comentarios:

yescanauta dijo...

A veces me encuentro con notas tan lindas e intimas como estas, y desearía esconderme detrás de un anónimo "me gusta" Pero me parece mas fuerte la sensación de hacer contacto con una emoción como esta y me obligo a publicar un comentario.

Roberto Benigni solía decir "no tengan miedo de sufrir, todo el mundo sufre"

Pero me da mas miedo no saber que hacer si alguna vez tengo que hablar con alguien de eso. Quizá por eso todos nos quedamos callados.

Mar Itzel dijo...

Hablar es difícil. Creo que al hablar lo hacemos real. Por eso muchas veces preferimos quedarnos callados. Para no confrontar. Que lindo que contactaras. Gracias por tus palabras y no esconderte. Gracias por compartir conmigo esas emociones que magicamente se se reflejan en palabras.