Mi casa, mi hogar, mi cuerpo, mi planeta. Todo es lo mismo y
es diferente, pero parte de lo mismo. Habito este planeta y ruego porque llegue
el día en que no haya países, no existan nacionalidades, fronteras, clases
sociales y económicas que nos diferencien. Ruego por que hablemos un mismo
idioma, ruego por la paz, el amor y el cuidado de nuestro gran hogar; el
planeta que llamamos tierra.
Mi casa; un departamento en la calle de General Prim que
hábito desde hace más de 7 años. Un espacio que me ha dado todo. Protección,
calor, intimidad, experiencias compartidas, soledad y todo lo que una gran casa
puede dar. Sus paredes han escuchado mis gritos, mis risas, mis llantos,
música y cantos. Olores de todo tipo y energías de todos los tiempos.
Departamento antiguo que he buscado compartir y enriquecer. Espacio que cuido y
que nutro. Mi espacio, mi hogar.
Mi cuerpo, éste con el que transito por esta vida, Gracias a
él y a través de él vivo las experiencias buenas o malas, gozosas o sufribles,
placenteras o aburridas, divertidas o perezosas. Cuido y atesoro esta belleza
por que lo es todo para mí. Soy toda yo en cada milímetro de piel. En cada gota
de sangre estoy toda y soy toda yo y no alguien más. Aquí y ahora, en esta vida
y en este tiempo soy ésta. Este cuerpo soy y voy siendo, me transformo con él o
él me transforma. Caminamos, corremos, lloramos y cantamos. A través de mi
cuerpo vivo y a través de él moriré. Sólo para transformarme y renacer, sólo
para transitar por esta vida y llegar a otra. Otro mundo, otro espacio, otra
consciencia.
Por lo pronto con este cuerpo estoy aquí, disfrutando de la
experiencia que es vivir, explorar y experimentar. Bailar y caminar. Ser yo y
mi hogar. Mis hogares.
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