La respuesta no es tan fácil, pero quiero compartirla.
He decidido no tener hijos porque a través de muchos años de
meditación, que para mi corta vida son muchos, pero en comparación con el universo
no son “NADA”, pues he sentido infinidad de cosas que difícilmente las puedo
expresar con palabras. Sensaciones, alucinaciones, imaginarios diría un amigo
mío.
-No me importa.
Le contesté inmediatamente después de su intervención
racional. No me importa si es una construcción de mi imaginario o una conexión
real con el universo. Lo que me importa es que lo he vivido porque lo he
sentido, lo he sentido por que lo he imaginado, o no. No sé y no es el punto.
El punto es que cada una de esas meditaciones me han llevado a momentos de
reflexión, análisis, conocimiento y esclarecimiento de mí, mi cuerpo, mis
pensamientos, mis emociones. A partir de ese camino de consciencia (mínima si
quiere, pero consciencia al fin), he logrado descubrir (entre muchas otras
cosas) que no me hace falta tener hijos.
Sé que estoy conectada a mujeres que me han precedido y que
sus historias las llevo en la piel, sus conocimientos los tengo infiltrados en
mi ADN, toda la información que está antes de mí y la que me viene está aquí. En
mí, en ella, en ti.
Es difícil explicarlo pero he entendido que a través de la
conexión que hay entre todos los seres humanos, la naturaleza, el planeta
tierra, nuestro sistema solar, el universo y todos con todos, todos con el todo y al revés, aquí estamos y
aquí seguimos.
En menos palabras sé y siento que me realizó y me he
realizado ya con la realización de las que son madres, de las que fueron y de
las que serán mamás. No necesito tener hijos, no me hace falta.
Celebro a las hermosas madres que nos dieron la vida y las
respeto. Yo decido que mi trabajo es otro y mi realización está en otro sitio.
Sospecho ya de cual podría ser, sin embargo apenas tengo 30 años y mi camino ha
sido emprendido con mucho amor y confianza. Con honestidad y paciencia. Con
cuidado porque apenas está empezando y creo saber cómo lo lograré, sin embargo
no estoy segura de nada y eso es lo mejor de todo. Seguir aprendiendo.
A mí madre le he dicho gracias, le he pedido perdón y vamos
caminando juntas amándonos. Le he pedido también que me ayude, que no me deje
sola en este trabajo. Beso a mi abuela con todo mi amor y resuelvo mi pasado.
Yo sé que si mi madre crece yo crezco y sé que mi crecimiento es el crecimiento
de muchas mujeres que ahora son niñas absorbiéndolo todo. Quiero que ese todo
que absorban sea y esté lleno de amor. Que las enseñanzas sean suaves y los
aprendizajes divertidos.
En mis clases hay música, bailamos, cantamos, jugamos,
platicamos y nos abrazamos. Compartimos la vida, el tiempo y las experiencias
nos van uniendo y fortaleciendo. Nos hacen mejores personas porque compartimos
algo, esto, todo.
Me entristece muchísimo que las clases se cancelen, me dan
ganas de llevármelas a mi casa o a un parque y darles la clase ahí. Se podrá???
Veda electoral mis calzones. Dejar a las niñas y los niños sin sus clases es
pecado. No quiero que nos quiten ese
espacio lleno de ingenio donde cada semana lo que veo en sus rostros y en sus
cuerpos bailando no es nada, la magia que estamos haciendo en cada clase y que
no puedo ver con estos ojitos miopes, esa magia es todo aquello que estoy segura aprenden a hacer cada 8 días
en el salón y que harán mañana y el resto de sus vidas.
Perdón por mezclar mis razones para no tener hijos con lo
importante que es una clase a la semana que les doy a casi 300 niñ@s. Es mi
época, mi contexto político y social. Son las elecciones del 2015 y mis
elecciones en esté mes de mayo. Es mi realidad y toda la gozo, me duele y la
vivo.
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