viernes, 1 de mayo de 2015

Un 30 de abril. Cuando ella tenía 30.


Qué es para mí ser niña?

Inocencia que se encuentra en cada momento y en cada experiencia. Descubriendo mundos, realidades y emociones. Explorando lo desconocido y reconociéndonos en el otro.

Cuando yo era niña me gustaba traducirle a mis amigas las películas que estaban en inglés y no tenían subtítulos. Les montaba coreografías y obras de teatro para presentárselas a toda la familia. Me gustaba cantar y ayudarle a mamá en la cocina.

Lo que yo más recuerdo cuando era niña eran las navidades, las fiestas y reuniones con toda la familia. Jugar con mis primos, hacer travesuras e inventarnos aventuras.

Hoy en cada clase que estoy frente a niñas y niños siento la gran responsabilidad de todas y cada una de mis palabras. Lo importante de ser congruente y ser un ejemplo de lo que yo soy, de lo que yo creo y de lo que yo quiero para el futuro de mi país.

Pienso en niñas y niños y pienso en esperanza. Futuro luminoso que nos adviene y no nos detiene.

Quiero que los niños jueguen, se diviertan y aprendan. No quiero que tengan hambre, no quiero que sientan frío. Mis oraciones son para que todos y cada uno de los niños de este mundo tenga un hogar, amor, salud, comida y educación.

Por ellos y para todos ellos mis danzas, mis pasos y mis sueños. Mis esperanzas puestas en ellos. Mi trabajo, mis palabras y mi cuerpo lo pongo para ellos, para ser un ejemplo y generar un cambio.

Los amo y los observo con detenimiento. Sus gestos y deseos. Sus necesidades y sueños. Sus miedos y anhelos. Sus mentiras y sus alegrías. Todos ellos son y seguirán siendo prioridad en mi trabajo, mi vida y mi corazón.

Gracias a mi niña que sigue viva. Gracias Mar de mi corazón que ahí estás palpitando como sólo tú. Gracias por caerte, sobarte y levantarte. Gracias por seguir sonriendo. Gracias por tus lágrimas. Gracias por tus miedos. Gracias por tus sueños.

Un día soñé que quería ser maestra. Un día soñé que quería ser actríz. Un día soñé que bailaba y volaba. Un día soñé...