martes, 8 de diciembre de 2015

DÍA A DÍA EN LA BICI





En la bici el mundo pareciera más agradable. Soportable por lo menos. En el metro los empujones, arrimones, estornudos en la cara y olores apestosos son insoportables. En los camiones esos arrancones, esas carreritas que parece que van echando los choferes y los topes son terribles. En carro el tráfico, pagar la tarifa de los taxis que cobran lo que quieren disparatadamente, si es carro propio pagar estacionamiento, pagarle al vieneviene, las multas carísimas y el gasto de gasolina… yo safo!!!

En general la vida en bicicleta es más hermosa. Pero no falta el peatón que piensa que la ciclopista es una extensión de la banqueta y que puede caminar por ella tranquilamente como si fuera de paseo por la alameda. Tampoco falta el coche que cree que es un estacionamiento para poder parar su coche mientras espera qué se yo, y no estorvar a los otros automovilistas. Pff!!! Y por supuesto que no pueden faltar los ciclistas que vienen en sentido contrario porque les da flojera atravesarse la calle para ir en su sentido y no en contraflujo.

pa´qué, si nadie dice nada y todo mundo lo hace???

Antes hacia corajes y gritaba a diestra y siniestra

-Señora esto no es estacionamiento por favor, mueva su coche de aquí, pone en riesgo la vida de los ciclistas.

-Señor esto no es banqueta es ciclopista.

-Cuidado!!! Atención por favoooor!!!

Pero de nada servía. Sentía que sólo hacía corajes y me llevaba una que otra mentada de madre de regreso.

Hay obstáculos que ni a quién gritarle; los hoyos, los baches, las coladeras destapadas, la grasa o charcos de aceite, el montón de vidrios, clavos, grapas y demás artículos que ponchan la llanta.


Después opté por ir con cuidado y tener suficiente precaución por mí y por todos mis compañeros, peatones, choferes de transporte colectivo y otros ciclistas, por el gobierno y su terrible infraestructura. Callarme y seguir mi camino después de frenar como loca para evitar accidentes, esperar pacientemente a que me vean, con cuidado salirme del carril de bicicletas e incorporarme más adelante después de pasar el obstáculo (llámese peatón, auto estacionado o familia caminando) o esquivar hoyos porque mi vida depende de ello. 

Aún que después pensé que eso me iba a terminar por hacer daño ya que sentía que el coraje me lo tragaba todito yo sola. La gente seguía como si nada y ni cuenta se daba o hasta caras de fuchi me hacen. Como si yo tuviera la culpa de algo. Grrr!!!


Ahora no sé que hacer. No sé que sea lo mejor. Como ciclista responsable que me considero no sé cuál sea la vía más fácil, decente, educada y políticamente correcta de andar y superar o sobrellevar todas estas situaciones a las que uno se enfrenta cuando anda en bicicleta día a día. Help me!!!






martes, 25 de agosto de 2015

Galeócratas Teatro y su canto del cisne.


El canto del cisne, una obra de Antón Chéjov es llevada a escena en la Ciudad de México por tres maravillosos artistas, grandes actores y sobre todo buenos amigos.

En el foro Marlowe los domingos a las 17hrs. Juan Carlos Turell interpreta al viejo Vacili Vacilich Svetlovidov, un actor que después de recibir un homenaje interpretando a otro viejo, los aplausos, el alcohol, el cansancio y el sueño lo dejan dormido en su camerino. Cuando éste despierta se encuentra aún más solo, cansado y alcoholizado. Peor aún, al despertar lo invade el miedo. Sus monstruos, fantasmas y pesadillas lo enfrentan estando en el teatro de noche y sin compañía.

Así, bañado por la oscuridad, lo vemos devalando cada una de sus emociones como la diminuta flama de una vela que no calienta, no quema, pero si aluza el camino.

Vacili Vacilich se encuentra con un joven llamado Nikita Ivanich, interpretado por Jose Nájera Colindres. Personaje que pareciera no tiene nada, ni casa, ni cama, ni dinero. Vive en el teatro acomodándose entre los baúles y viviendo de la beneficencia sin que nadie lo sepa.

Se acompañan, se cuidan y se convierten en cómplices de la locura,  el talento y la versatilidad del ser actor.  Nikita observa y escucha como Vacili se rompe, quiebra y destruye a sus monstruos para llevarnos a ese punto en el que el tiempo no tiene retorno.

Lo que logró ya se fue. Su carrera ha caducado pero sus sueños lo siguen inspirando y eso rompe también a Nikita Ivanich quien toma de la mano a Vacil para atrapar cada gesto que éste nos regala en la intimidad.

Cantan, bailan y nos llevan al final de la vida de un artista, recorriendo escenarios historias, personajes y mundos junto con ellos.

Una dirección sobria, sin más, pero tampoco menos de lo que la obra requiere. La compañía Galeócratas Teatro hace un gran trabajo.




martes, 11 de agosto de 2015

Cuando una mujer despierta.


He llorado al perder a un amante. Me he despedido con lágrimas, danzas y orgasmos de otros y con otros hombres.

He llorado al despedirte porque sentí que te perdía. Sentí que perdía a mi compañero de idas y venidas. Mi compañero no solo en lo sexual, también del arte de amar y otras aventuras. Sentí que te perdía y me perdía.

Después de mucho llorar descubrí que no me encontraba en la soledad, que no estaba siendo abandonada y que no perdía. Al contrario, descubro que me encuentro en la oportunidad de recuperar un espacio, y sólo se lo daré al hombre que esté dispuesto a amarme así. Así como soy.

Porque para amarnos tendríamos que atrevernos a salir de lo cómodo. Para amarnos hay que impulsarnos, motivarnos e inspirarnos. No sólo complacernos. En mi amor no hay límites para el amor. En mi amor no hay miedos para compartir. En mis miedos no hay monstruos que no conozca ya. En mis monstruos no hay encuentros sin conciliación. En mi amor hay espacios para la negociación y los acuerdos. Mi amor es un espacio para entregarnos, para encontrarnos. Encontrarnos con otros miedos y otros monstruos, con otros amores, sabores y olores.

Si lo que quieres  es una vida sin confrontaciones, sin retos y empujones. No soy yo con quien debes estar, e hiciste bien al regresar.

Conmigo entraríamos a nuevos territorios no explorados y sin referencia. Juntos transformaríamos cada camino en una mundo de crecimiento y fuerza. Para estar conmigo hay que involucrar más allá de la piel. Yo involucro los órganos, las vísceras, los olores y fluidos que dentro de mí, pulsan.

Para seguir una vida cotidiana es mejor que estemos lejos. Sí quieres mojarte sólo los pies entonces salta mis olas y sortea mis mareas. Yo estoy dispuesta a empaparte salvaje y amorosamente con mi mar y amar.

Es más fácil regresar y amar a una mujer que no se atreve, que no conoce sus poderes y que mucho menos los compartirá con otras mujeres. Amar a una mujer dormida no te convertirá en leyenda. No será un reto para ti. No te hará moverte y no te incitará cuando estés cansado para que despiertes y te transformes.

Si lo que quieres es una mujer que camine tomándote de la mano, acompañándote en tus sueños, metas y rumbos. Si lo que quieres es a alguien a tu lado para servirle a tu ego. Si así realizas tu papel de hombre viril. Si eso es suficiente para ti… entonces te felicito por haberla encontrado. Les deseo que su amor siga creciendo y que siempre se acompañen y se agradezcan ese camino juntos. Ese camino, suave, cómodo y  sin amenazas. Celebro su amor y su felicidad.

Con esto sólo dejo en claro que cada uno a tomado una decisión importante.

Yo decido seguir creciendo y despertando. Quiero y busco que en cada amor haya un cambio en mi vida, que no me deje quedar en mi zona de confort todo el tiempo. Quiero amar y soltar viejos conceptos. Claro está que para eso necesitamos coraje, valentía, voluntad, Abandonar los miedos y prepararnos para los nuevos. Formar nuestro camino con amor y cuidado para dar pasos firmes, seguros y llenos de confianza, aceptación, magia, luz. Quiero escuchar palabras que enriquezcan mi alma, aún que a veces esas palabras duelan. Emociones que conforten mi corazón pero que lo inciten y lo exciten. Llamas que enciendan mi vida y que no me dejen ser la misma.

Soy una mujer que elige amar y despertar. Volar a tierras lejanas, espacios nuevos y explorar otros universos.

Soy compañera, cómplice, amiga, alumna maestra. Me gusta tomar de la mano y compartir nuestras vidas, nuestros sueños y nuestros deseos. Me gusta amar y que me amen. Me gusta dar y recibir. Adoro este arte de vivir con sus hermosas y crueles emociones que conlleva.


domingo, 9 de agosto de 2015

La soledad


La soledad no es un estado fácil de sobre llevar. A algunos nos cuesta más trabajo que a otros. Algunos vamos aprendiendo a convivir con ella porque no nos queda de otra. Algunos la disfrutamos y nos procuramos esos momentos con uno mismo.

Disfruto mucho cuando estoy solita. Son momentos donde aprendo, me encuentro, me conozco y reconozco.

Estando sola descubrí que no me gusta lavarme el cabello con shampo, prefiero no usar
desodorante y me obsesiona lavarme las manos y los dientes varias veces al día. Me gusta el orden y la limpieza pero a veces no puedo evitar dejar la casa de cabeza. El tiempo se me estira de maneras muy raras. Sueño despierta y hablo con Máx y Lasha, con los peces y las plantas. Me tiro al piso de pronto y sin previo aviso, es como una necesidad imposible de no satisfacer. Como poquito y me gusta tener inciensos prendidos casi todo el tiempo, llenando con su aroma mi hogary moviendo la energía de los espacios.

La soledad me ha enseñado que no soy para nada perfecta y ni cerca estoy de eso. Todas mis características que para algunos serán defectos y para otros virtudes. Virtudes que para mí son defectos y al revés, me hacen esta mujer chaparrita de caderas anchas, cintura y senos pequeños. Cabello largo, alborotado y rizado. A veces trenzado y otras amarrado, suelto y enredado como mis emociones. Sonrisa honesta y ojos transparentes. Caliente, competitiva, precoz, bocafloja y a veces celosa.

Después de descubrir lo contradictoria que soy vivo más en paz, fue como reconciliarme conmigo misma y ahora me permito ser. Ir siendo conforme a las circunstancias, mis emociones y necesidades. Puedo disfrutar de la comida sin picante porque hay días que no se me antoja y otros días disfrutar de bañar mis jícamas con valentina porque me encanta enchilarme hasta sacar humito por las orejas. Un día puedo ser puntual y otro no tanto. Hoy puedo estar platicadora y mañana no querer hablar de nada y con nadie.

Tanto y tanto que me ha dado la soledad. Gracias a esos momentos pisamos puerto y encontramos respuestas o más preguntas de las que ya teníamos. En cualquier caso estar sola es una oportunidad y cuando estoy sola yo decido disfrutarme.

viernes, 7 de agosto de 2015

A veces este país me hace sentir que está pa´llorar


Me gusta escribir cosas lindas, positivas y buena onda, subir ánimos y dar un reflejo positivo. Ese reflejo que todos tenemos aún que algunos los tengan muy escondidito.

Releyendo mi blog me di cuenta que tengo cosas bastante tristes y hoy que me senté a escribir, descubrí que me gusta escribir cuando estoy triste, cuando ya no puedo más, cuando me siento muy mal y quiero llorar. Me gusta escribir cuando estoy llorando. Cuando no quiero llamar a ningún amigo o amiga para llenarle de mocos el hombro.  Me gusta escribir cuando estoy sola.

Hoy escribo porque estoy llorando de enojo, frustración, dolor y tristeza.

¿Porqué? me pregunto yo. Esa debe ser la pregunta del millón número 1.

La siguiente pregunta del millón ¿Para qué?

No quiero ofender a nadie pero porqué nos dejamos matar, aplastar y callar. Porqué permitimos feminicidios.          Que callen a nuestros periodistas. Que aplasten a nuestros maestros. Que desaparezcan a nuestros estudiantes. Que golpeen a nuestro pueblo y nuestros derechos. Porqué permitimos tantas injusticias.

Indignada por tantas muertes, furiosa por tantas corrupción. Llorando por qué no sé qué hacer y me siento sumamente triste y desconsolada.

viernes, 12 de junio de 2015

Todos saben y nadie entiende


Nadie entiende que necesitaba fracturarme la clavícula para darme cuenta que la soledad es una oportunidad para escuchar mi sangre y pulsar.

Nadie entiende que cuando me roban la bicicleta estoy gritando “auxilio” en silencio.

Nadie entiende que el tiempo sin vernos diluye el amor en mis danzas.

Nadie entiende porque los vagabundos se me acercan y yo les sonrío.

Nadie entiende porque lloro por ellos, por ellas y porque sí.

Nadie entiende, pero  me abrazan. Algunos me toman de la mano y me acompañan.

Todos saben que eso me hace feliz y entienden que es amor. Mi amor.

martes, 19 de mayo de 2015

¿Quieres tener hijos Mar???






La respuesta no es tan fácil, pero quiero compartirla.

He decidido no tener hijos porque a través de muchos años de meditación, que para mi corta vida son muchos, pero en comparación con el universo no son “NADA”, pues he sentido infinidad de cosas que difícilmente las puedo expresar con palabras. Sensaciones, alucinaciones, imaginarios diría un amigo mío.

-No me importa.

Le contesté inmediatamente después de su intervención racional. No me importa si es una construcción de mi imaginario o una conexión real con el universo. Lo que me importa es que lo he vivido porque lo he sentido, lo he sentido por que lo he imaginado, o no. No sé y no es el punto. El punto es que cada una de esas meditaciones me han llevado a momentos de reflexión, análisis, conocimiento y esclarecimiento de mí, mi cuerpo, mis pensamientos, mis emociones. A partir de ese camino de consciencia (mínima si quiere, pero consciencia al fin), he logrado descubrir (entre muchas otras cosas) que no me hace falta tener hijos.

Sé que estoy conectada a mujeres que me han precedido y que sus historias las llevo en la piel, sus conocimientos los tengo infiltrados en mi ADN, toda la información que está antes de mí y la que me viene está aquí. En mí, en ella, en ti.

Es difícil explicarlo pero he entendido que a través de la conexión que hay entre todos los seres humanos, la naturaleza, el planeta tierra, nuestro sistema solar, el universo y todos con todos,  todos con el todo y al revés, aquí estamos y aquí seguimos.

En menos palabras sé y siento que me realizó y me he realizado ya con la realización de las que son madres, de las que fueron y de las que serán mamás. No necesito tener hijos, no me hace falta.

Celebro a las hermosas madres que nos dieron la vida y las respeto. Yo decido que mi trabajo es otro y mi realización está en otro sitio. Sospecho ya de cual podría ser, sin embargo apenas tengo 30 años y mi camino ha sido emprendido con mucho amor y confianza. Con honestidad y paciencia. Con cuidado porque apenas está empezando y creo saber cómo lo lograré, sin embargo no estoy segura de nada y eso es lo mejor de todo. Seguir aprendiendo.

A mí madre le he dicho gracias, le he pedido perdón y vamos caminando juntas amándonos. Le he pedido también que me ayude, que no me deje sola en este trabajo. Beso a mi abuela con todo mi amor y resuelvo mi pasado. Yo sé que si mi madre crece yo crezco y sé que mi crecimiento es el crecimiento de muchas mujeres que ahora son niñas absorbiéndolo todo. Quiero que ese todo que absorban sea y esté lleno de amor. Que las enseñanzas sean suaves y los aprendizajes divertidos.

En mis clases hay música, bailamos, cantamos, jugamos, platicamos y nos abrazamos. Compartimos la vida, el tiempo y las experiencias nos van uniendo y fortaleciendo. Nos hacen mejores personas porque compartimos algo, esto, todo.

Me entristece muchísimo que las clases se cancelen, me dan ganas de llevármelas a mi casa o a un parque y darles la clase ahí. Se podrá??? Veda electoral mis calzones. Dejar a las niñas y los niños sin sus clases es pecado.  No quiero que nos quiten ese espacio lleno de ingenio donde cada semana lo que veo en sus rostros y en sus cuerpos bailando no es nada, la magia que estamos haciendo en cada clase y que no puedo ver con estos ojitos miopes, esa magia es todo aquello  que estoy segura aprenden a hacer cada 8 días en el salón y que harán mañana y el resto de sus vidas.

Perdón por mezclar mis razones para no tener hijos con lo importante que es una clase a la semana que les doy a casi 300 niñ@s. Es mi época, mi contexto político y social. Son las elecciones del 2015 y mis elecciones en esté mes de mayo. Es mi realidad y toda la gozo, me duele y la vivo.

sábado, 9 de mayo de 2015

Mis hogares




Mi casa, mi hogar, mi cuerpo, mi planeta. Todo es lo mismo y es diferente, pero parte de lo mismo. Habito este planeta y ruego porque llegue el día en que no haya países, no existan nacionalidades, fronteras, clases sociales y económicas que nos diferencien. Ruego por que hablemos un mismo idioma, ruego por la paz, el amor y el cuidado de nuestro gran hogar; el planeta que llamamos tierra.

Mi casa; un departamento en la calle de General Prim que hábito desde hace más de 7 años. Un espacio que me ha dado todo. Protección, calor, intimidad, experiencias compartidas, soledad y todo lo que una gran casa puede dar. Sus paredes han escuchado mis gritos, mis risas, mis llantos, música y cantos. Olores de todo tipo y energías de todos los tiempos. Departamento antiguo que he buscado compartir y enriquecer. Espacio que cuido y que nutro. Mi espacio, mi hogar.

Mi cuerpo, éste con el que transito por esta vida, Gracias a él y a través de él vivo las experiencias buenas o malas, gozosas o sufribles, placenteras o aburridas, divertidas o perezosas. Cuido y atesoro esta belleza por que lo es todo para mí. Soy toda yo en cada milímetro de piel. En cada gota de sangre estoy toda y soy toda yo y no alguien más. Aquí y ahora, en esta vida y en este tiempo soy ésta. Este cuerpo soy y voy siendo, me transformo con él o él me transforma. Caminamos, corremos, lloramos y cantamos. A través de mi cuerpo vivo y a través de él moriré. Sólo para transformarme y renacer, sólo para transitar por esta vida y llegar a otra. Otro mundo, otro espacio, otra consciencia. 

Por lo pronto con este cuerpo estoy aquí, disfrutando de la experiencia que es vivir, explorar y experimentar. Bailar y caminar. Ser yo y mi hogar. Mis hogares.

sábado, 2 de mayo de 2015

Un viaje en metro




Acababa de salir del hospital por un accidente en mi bicicleta. Esa bicicleta que no soltaba para nada. No importaba el clima, ni la distancia, cualquier recorrido que fuera lo prefería hacer en mi bicicleta. Después del accidente no solo dejé la bicicleta, también tenía que transportarme en metro y con un brazo inmovilizado. Esos viajes representaban la perdida de mi libertad. Sin bici perdía toda independencia y autonomía (puede leerse exagerado, pero así me sentía).

Caminé de mi casa al metro, la vida es tan distinta si la recorres a pie. Todo cambia. Caminando logré darme cuenta de ciertos olores que en bici no percibía. Olor a cloro con grassa de los puestos que lavan la banqueta antes de abrir su negocio. La loción de los hombres entrajados que van a trabajar. El anafre de la señora que vende tamales y atole. El olor a café mezclado con el olor a basura que las personas sacan de noche a las puertas de sus casas para que el camión se las lleve en la mañana.

Llegando al metro todos corrían muy apresurados. Algunos con cara de sueño, otros ya de mal humor, otros recién bañados. Todos corriendo para alcanzar el próximo tren.

Saludé al policía de los torniquetes y sorprendido me dirigió un saludo muy amable. Llegando a la taquilla para comprar un boleto saludé a la señorita y me respondió un silencio. Al pedirle un boleto por favor me volteó la mirada extrañada, me dió el boleto. Después de agradecerle regresó la mirada abajo y el silencio volvió a responderme. En fin, supongo que no todos pueden ser amables.

Cuando llegué a los torniquetes el oficial me hizo un gesto para indicarme que pasara gratis, yo entré sin utilizar mi boleto y sonrreí inevitablemente con un gracias bastante sorprendido por la acción del policía. Guardé el boleto en mi cartera y esperé el tren.

Cuando el éste llegó, yo estaba ya bastante nerviosa, no sabía muy bien lo que me esperaba al abordar, por alguna razón suponía que me iba a sentar pero cuando el tren abrió sus puertas ni un lugar vacío. Supuse que alguien me daría su lugar pues traía un brazo inmovilizado y parada me sentía vulnerable al movimiento del tren.

Jajajajaja que ilusa. La mitad del recorrido y nadie se paraba. La gente evitaba mirarme de todas las formas posibles. Pensé en pedir amablemente mi lugar (el lugar reservado para personas con discapacidad, que ese era mi caso). Al final decidí observar y seguir estudiando las reacciones de las personas. Me fui recorriendo hacia el centro porque mucha gente entró en alguna estación concurrente, fue ahí cuando una muchacha me miró y se levantó inmediatamente para cederme su lugar. Hermoso ver que fuera ella la que conscientemente al ver mi brazo, de todos los pasajeros de un tren sólo ella, me ofreciera el asiento. 

Me conmovió y pensé que no es una cuestión de genero la consciencia y la cordialidad. LLamarle caballerosidad a un acto generoso y educado no me parece correcto. Creo que ese gesto no es exclusivos de los caballeros, las damas, niñas, jóvenes y cualquier persona sin importar religión, edad o género podemos ser conscientes y generosos.

viernes, 1 de mayo de 2015

Un 30 de abril. Cuando ella tenía 30.


Qué es para mí ser niña?

Inocencia que se encuentra en cada momento y en cada experiencia. Descubriendo mundos, realidades y emociones. Explorando lo desconocido y reconociéndonos en el otro.

Cuando yo era niña me gustaba traducirle a mis amigas las películas que estaban en inglés y no tenían subtítulos. Les montaba coreografías y obras de teatro para presentárselas a toda la familia. Me gustaba cantar y ayudarle a mamá en la cocina.

Lo que yo más recuerdo cuando era niña eran las navidades, las fiestas y reuniones con toda la familia. Jugar con mis primos, hacer travesuras e inventarnos aventuras.

Hoy en cada clase que estoy frente a niñas y niños siento la gran responsabilidad de todas y cada una de mis palabras. Lo importante de ser congruente y ser un ejemplo de lo que yo soy, de lo que yo creo y de lo que yo quiero para el futuro de mi país.

Pienso en niñas y niños y pienso en esperanza. Futuro luminoso que nos adviene y no nos detiene.

Quiero que los niños jueguen, se diviertan y aprendan. No quiero que tengan hambre, no quiero que sientan frío. Mis oraciones son para que todos y cada uno de los niños de este mundo tenga un hogar, amor, salud, comida y educación.

Por ellos y para todos ellos mis danzas, mis pasos y mis sueños. Mis esperanzas puestas en ellos. Mi trabajo, mis palabras y mi cuerpo lo pongo para ellos, para ser un ejemplo y generar un cambio.

Los amo y los observo con detenimiento. Sus gestos y deseos. Sus necesidades y sueños. Sus miedos y anhelos. Sus mentiras y sus alegrías. Todos ellos son y seguirán siendo prioridad en mi trabajo, mi vida y mi corazón.

Gracias a mi niña que sigue viva. Gracias Mar de mi corazón que ahí estás palpitando como sólo tú. Gracias por caerte, sobarte y levantarte. Gracias por seguir sonriendo. Gracias por tus lágrimas. Gracias por tus miedos. Gracias por tus sueños.

Un día soñé que quería ser maestra. Un día soñé que quería ser actríz. Un día soñé que bailaba y volaba. Un día soñé...

miércoles, 22 de abril de 2015

Algo despertó


Ella descubrió que había comenzado a enamorarse cuando una mañana al despertar, lo buscó a su lado, en la cama. En cuanto se percató de que nadie estaba con ella, abrió los ojos para saber dónde estaba.

¿Era  su cama, su cuarto o  de él?

Ella descubrió que estaba sola en su propio cuarto, cerró los ojos y siguió soñando. Ahí estaban juntos. Al cerrar los ojos él aparecía. Ella a su lado acariciando su barba y  él mirándola a los ojos.

Mientras en su mente disfrutaba de él, sintió ganas de ir al baño. Entonces recordó esa jacaranda con estrellas moradas que se asoma desde la ventana del cuarto de él, y suspiró.

Ella saboreaba sus besos desde la recreación en su mente gracias a sus recuerdos y su gran imaginación, no quería abrir los ojos y ver que ese cuarto no era el de él y que por la ventana no habría una jacaranda.

Su vejiga inflamaba reclamaba ser vaciada. Tomó valor y abrió los ojos, miró a través de la ventana y un frondoso  árbol lleno de hojas color verde, de un verde muy brillante, le dio los buenos días junto con las flores rojas de su balcón y los maullidos de dos hermosos gatos que ronroneaban sobre ella.  Sonriendo respiró profundamente y sus ojos brillaron con amor.

domingo, 19 de abril de 2015

A los treinta.


La vida puso en mi camino a personas maravillosas que se acercaron a mí para que les montara una coreografía. Nos conocimos entre música, pasos de danza y cargadas. Reímos, nos abrazamos y exploramos el movimiento a partir de un discurso de amor que a todos nos contagió, nos llenó y nos inundó.

Cuatro adolescentes maravillosos con muchas ganas de bailar, pasión por la vida y alegría en sus corazones. Inyectaron vida en mí, cada ensayo terminé agradecida por compartir con ellos esas ganas infinitas de comerse al mundo y esa curiosidad de ir conociendo y reconociendo las experiencias de bailar, todo lo que implica crecer y aprender.

Compartir esta experiencia con ellos me dejó llena de amor, envuelta en curiosidad por la vida y con todas las ganas de vivirla, sentirla, experimentarla y descubrirla en cada momento. Estar con ellos impregnó mi ser de éxtasis y así me llevaron a revivir eso mismo que yo, a su edad experimenté y me di cuenta ahora que por alguna razón lo había perdido.

Me siento con la energía de una adolescente de 16 años, con la madurez y experiencia de una mujer de 30.

Este año definitivamente es un año de agradecimiento. Eterna y completamente agradecida por conocer a Miguel, Jesús, Jimena y Rebeca.

Me siento bendecida. Gracias!!!

martes, 10 de marzo de 2015

Un sueño de Mar en la selva




Soñé que volaba para llegar a la selva. Nadie sabía que iría, ni siquiera tú. Llegaba caminando, y ese camino a pie era maravillosamente largo. Primero dejar el pavimento y adentrarme al camino de terracería. Esa diferente sensación de ir sobre algo plano y solido para pasar a la tierra que cruje en cada uno de mis pasos. Hoyos, relieves, huecos profundos de todos tamaños y formas.

El sol se estaba ocultando y yo admiraba su luz bañando la vegetación. Ese verde más iluminado que otro generando una degradación de colores impresionante. Todo me daba la sensación de estar en un mundo diferente. Tenía mucho tiempo de no ir a la selva, de no estar entre su maleza, de no pisar esa tierra, así que el corazón me latía fuerte y rápido. Mi respiración se agitaba un tanto por la caminata y otro tanto por la emoción de estar de nuevo ahí.

La selva fue para mí un mundo nuevo, un mundo en el que podía estar para sentirme mejor, descansar, respirar, sanar, disfrutar, disfrutarte. Encontrarme y encontrarte.

Cuando dejé el camino de terracería y di vuelta a la derecha para penetrar la selva por ese camino cubierto de árboles que apenas dejan un camino para que la luna lo ilumine, y ésta pueda así guiar mis pasos, me sentí absorbida por ese universo que al parecer me estaba esperando. Ir caminando hacía esa casa en la selva, era como ir sumergiendo mi cuerpo a metros y metros de profundidad bajo el mar. La Mar regresaba a esa casa en la selva donde había vivido sueños, fantasías y realidades inesperadas.

Seguí caminando y la selva seguía absorbiéndome. Me encapsulaba entre sus sonidos, oscuridades y esa deliciosa humedad que calienta el cuerpo y lo refresca a la vez. Era como si me hubiera puesto los audífonos para escuchar música de relajación. La selva tiene su propio  soundtrack, y yo lo había olvidado por completo, pero con forme iban apareciendo los sonidos, aparecían de nuevo esas maravillosas sensaciones de paz y misticismo que tiene ese lugar. Un mundo habitado por seres desconocidos. Algunos vuelan, otros se arrastran, los escucho, acompañan mi camino y avanzan conmigo. Los oigo volar. Escucho su avanzar paulatino a lado mío.

-Es aquí donde quería estar. Es a esta casa a donde quería volver. Contigo.

Respiré profundo y descubrí nuevos olores. Olores que en mi vida había experimentado. Esa era una gran bienvenida. Por fin estaba ahí. Parada frente a la casa que parecía deshabitada. Ni una luz, ni un indicio de tu presencia. Tu coche no estaba, la bicha tampoco. Éramos la casa, la selva, la luna y la Mar. Sólo nosotras para empezar esta nueva historia. Un nuevo sueño. Una nueva vida. No sabía que pasaría y tampoco me importaba. Estaba ahí parada feliz, tranquila, bienvenida por mi hermosa selva, por ese mundo indescifrable pero afable para mí.

Tres minutos parada ahí fueron suficientes para ser atacada, casi devorada por esos pequeños seres que hubiera deseado no estuvieran, pero ahí estaban. Eran los… mosquitooooos!!! Haaaaaa!!!